Cómo visitar Roma en menos de 24 horas

La entrada al Foro Romano se encuentra en Via dei Fori Imperiali. Podrás comprar tu entrada combinada para el foro y el Coliseo en cuanto abran y pasear tranquilamente por las ruinas. La cola en el acceso al foro siempre es más corta que la del Coliseo, por lo que ahorrarás mucho tiempo si compras las entradas ahí.

Mucha gente ignora el foro y va directamente al Coliseo, lo que es un error, ya que estos terrenos están llenos de historia y de rincones asombrosos. A primera vista, eso sí, quizá te pueda parecer que se trata de un montón de rocas y columnas, y no encontrarás placas informativas como las de los museos, así que te recomendamos traer una buena guía impresa para comprender bien todo lo que verás en este entorno. Quizá te apetezca aprovechar para comprar unos dulces en una típica cafetería italiana de camino y desayunar junto a los vestigios de edificios de 2000 años de antigüedad. Lo ideal es reservar un hotel en los alrededores del Foro Romano, para poder comenzar el itinerario temprano sin tener que madrugar. 

Puedes salir del Foro Romano por el punto más cercano al Coliseo, en el lado este. Durante el trayecto hacia el famoso anfiteatro romano pasarás junto al arco de Constantino, que queda a tu derecha. Construido a principios del siglo IV d. C., se halla muy bien conservado, y verás que sus dimensiones son realmente espectaculares. Al igual que el foro, la gente suele pasarlo por alto debido a su proximidad con el anfiteatro.

Y ahora, la joya de la corona: el Coliseo. Cuando te acerques, asegúrate de no colocarte en la cola de la taquilla, puesto que tú ya tendrás tu entrada, que habrás comprado junto con la del foro. Podrás entrar directamente y disfrutar de un paseo por esta gigantesca estructura.

Al salir del Coliseo, deberás cruzar la calle para coger un taxi o, si prefieres una opción más asequible, acercarte a la parada más cercana del metro romano, un sistema fiable, limpio y sencillo. De hecho, el taxi no te llevará a la ciudad papal mucho más rápido que este medio de transporte público.

Cuando llegues a tu destino, acércate a las murallas del Vaticano, junto a la Piazza del Risorgimento. Allí verás a cerca de una docena de personas que venden visitas guiadas a los Museos Vaticanos y a la basílica de San Pedro en nombre de distintas agencias ambulantes. Aunque sus métodos publicitarios son poco ortodoxos, estas empresas suelen ser económicas, ofrecen bastante información y, lo más importante, te permitirán saltarte la cola de la taquilla para los museos, en la que podrías tener que esperar varias horas en temporada alta. El precio rondará los 40 EUR por persona. Pregunta los horarios de las visitas y elige una que tenga plazas disponibles a primera hora de la tarde (sobre el mediodía o las 13:00). Asegúrate de comprobar bien que la agencia turística tiene permiso para saltarse las colas de los Museos Vaticanos.

Mientras esperas a que dé comienzo el recorrido, aprovecha para curiosear en las tiendas de recuerdos o comer en uno de los restaurantes de los alrededores. Si tienes poco tiempo, en la mayoría de las cafeterías romanas preparan bocadillos para llevar. La visita debería empezar, como tarde, a las 13:00, ya que los Museos Vaticanos cierran a las 16:00.

La visita al Vaticano debería terminar en torno a las 16:00 o un poco antes. Todo dependerá de la agencia turística que hayas contratado y la hora a la que haya empezado el recorrido. Deberás caminar en dirección este desde la plaza de San Pedro por la Via della Conciliazione. Durante el trayecto, quizá quieras mirar hacia atrás de vez en cuando para contemplar desde la distancia la bella imagen de la basílica de San Pedro. Si giras hacia la derecha accederás a la Via San Pio X y el puente de Víctor Manuel, uno de los muchos de Roma que cruzan el río Tíber. Este, en concreto, es una verdadera obra de arte y casi todos los que lo cruzan se detienen a contemplar las estatuas que lo adornan. No obstante, el objetivo de esta caminata es la hermosa estampa del Castillo de Sant'Angelo, la antigua fortaleza que también ha funcionado como tumba, mazmorra y refugio papal a lo largo de su amplísima historia. Desafortunadamente, en esta ocasión no dispondremos de tiempo suficiente para visitar su interior, así que tendrás que conformarte con disfrutarlo desde fuera.

Coge un taxi y dile al conductor que te lleve al Panteón. Aunque hay autobuses que también te dejan en la zona, no es recomendable usar este medio de transporte si no vienes con mucho tiempo a la ciudad, ya que tiene fama de impuntual y, a veces, es difícil saber cuál es la parada más cercana a tu destino. Un trayecto en taxi no debería costarte más de diez euros. Después de visitar el Panteón, puedes completar el resto del itinerario a tu ritmo, ya que las demás atracciones no tienen horarios de cierre de los que tengas que preocuparte.

Desde el Panteón puedes llegar a la Fontana di Trevi por la calle que queda a tu izquierda si miras hacia el templo. Se trata de un trayecto de diez minutos a pie, pero quizá quieras aprovechar para curiosear por los puestos de recuerdos que se alinean en la calle peatonal que lleva a la célebre fuente. Una vez allí, déjate fascinar por este icónico emplazamiento romano. Verás numerosas heladerías en los alrededores, por lo que no pierdas la oportunidad de degustar el famoso gelato romano sentado en los escalones de la fuente.

La Piazza Navona está a solo 20 minutos andando de la Fontana di Trevi. Podrás disfrutar de un paseo por esta bella explanada y quizá comprar un recuerdo de uno de los numerosos artistas que venden allí sus obras. Cuando tengas algo de hambre, mímate con una suculenta cena en alguno de los pequeños restaurantes que llenan la zona.

Tras la cena, elige una de las calles principales que salen de Piazza Navona en busca de un taxi. Dile al conductor que te lleve a las escalinatas de la plaza de España. Al llegar, quizá quieras elegir un sitio en los escalones para sumergirte en la animada atmósfera de uno de los lugares más famosos de la capital italiana. En las cálidas noches de verano, este popular enclave romano, que habrás visto numerosas veces en las películas, se llena de gente que acude a conversar y a reunirse con los amigos antes de disfrutar de la oferta de ocio de la zona. Cuando los párpados comiencen a pesarte tras un completo día de turismo y una noche de fiesta, nada mejor que la comodidad de tu hotel situado en la Plaza de España para cargar pilas y prepararte para tu próxima jornada en territorio italiano.