Las 10 calles más populares de Roma

La Via della Conciliazione no solo debe ser una de las calles más fotografiadas de Roma, sino de toda Europa. Conecta el castillo de Sant'Angelo con los muros de la Ciudad del Vaticano, mientras que su extremo oriental está presidido por la majestuosa plaza de la basílica de San Pedro: difícilmente encontrarás otra zona de la ciudad que supere la riqueza arquitectónica de esta.

Como puedes imaginar, el bulevar no siempre estuvo ahí. De hecho, es resultado de una remodelación de la ciudad producida en 1950, que inició Mussolini antes de la Segunda Guerra Mundial. Los antiguos bloques de viviendas fueron sustituidos por complejos palaciegos de estilo neoclásico, que anidan en su interior bancos y librerías diseñados a medida y con escaparates alumbrados por las características farolas adornadas en piedra de la vía.

Via del Corso es la arteria central del casco histórico de Roma, la calle más importante del centro de la ciudad. Se extiende desde el lado sur de Piazza Venezia hasta el norte, donde llega a la histórica entrada a la zona medieval que se encuentra en la Piazza del Popolo. Olvídate de verla vacía, y es que a este calle no le faltan atractivos, desde tiendas de alta gama hasta tradicionales osterias italianas.

Aunque el Corso, como la conocen los locales, se trazó por primera vez en el siglo III a. C., solo se volvió una calle realmente importante el llegar la Edad Media, cuando el centro de Roma se desplazó hacia el norte desde el antiguo foro. Hoy en día es un punto de visita obligada para descubrir algunos de los reclamos más famosos de la ciudad, como la galería Doria Pamphili o la Fontana di Trevi.

Via Condotti es todo un sueño para celebridades y personas de alta sociedad que andan en busca de marcas de renombre por las calles de Roma. El entorno que ofrece para una tarde de compras es de lo más privilegiado, y es que se despliega desde los pies de las escaleras de la plaza de España hasta el precioso palacio Borghese.

Por supuesto, ir de compras es una de las actividades favoritas de los viandantes que pasan por Via Condotti. Encontrarás desde marcas internacionales, como Montblanc, Louis Vuitton, Hermès o Dolce & Gabbana; hasta tiendas pequeños negocios italianos que ofrecen abrigos de cuero artesanales o joyas hechas a medida. Cierto, Via Condotti no es precisamente barata, pero le sobra clase.

A la plaza de Campo de' Fiori no le falta vida. Ha sido un punto de encuentro improvisado entre dos zonas clave del centro histórico de la ciudad desde el siglo XVI. Se ubica estratégicamente entre el palacio Farnesio y la calle Corso Vittorio Emanuele II.

Sus límites nunca se han definido, por lo que tanto su forma como su tamaño han ido variando a lo largo de los siglos. Eso sí, si hay algo que no ha cambiado durante más de 100 años, es su mercado diario de fruta y pescado. En él se reúnen comerciantes locales y pescadores que provienen del puerto de Ostia, además de los cocineros más ávidos de las trattorias cercanas. Cuando vayas, tampoco puedes perderte el imponente monumento a Giordano Bruno: ocultista, filósofo y una de las primeras personas en defender que es la Tierra la que gira alrededor del Sol.

Via Appia Antica fue una vez una de las calzadas romanas más importantes de todo el continente. Unía Roma con el puerto de Brindisi, en el mar Adriático, y por ella transitaba el grano que provenía de Egipto y alimentaba a las gentes de la ciudad. Aún hoy en día pueden verse las piedras desgastadas de entonces, marcando el camino hacia el sudeste desde el extremo del barrio de la Garbatella.

No son pocos los historiadores que consideran esta vía como una de las visitas gratuitas más destacadas de Roma. Seguirás literalmente las huellas de los antiguos romanos, mientras que te rodeas de paisajes milenarios a poca distancia del centro de la capital, como, por ejemplo, las catacumbas de San Calixto, una red de antiguos túneles funerarios, o las ruinas del circo de Maxentius, un circo romano con torre incluida en un paraje natural a las afueras de la ciudad.

Via Margutta te alojará del jaleo del centro de Roma para transportarte a un ambiente romántico y bohemio. Te parecerá el típico callejón que podrías encontrar en un pueblecito la Toscana, con la diferencia de que está a un minuto de Via del Babuino y de la Piazza del Popolo, dos de las puntos más abarrotados de la capital.

Su aspecto pintoresco forma una parte imprescindible de la escena cultural moderna de la ciudad. Es aquí donde se instaló el legendario director de cine Federico Fellini, por no mencionar que sus paredes fueron el telón de fondo de la película protagonizada por Audrey Hepburn y Gregory Peck en 1953: Vacaciones en Roma. Hoy en día, son muchas las personas que la visitan para rememorar esas escenas y para disfrutar de las galerías de artes y los platos vegetarianos de sus restaurantes.

Al visitar por primera vez la capital italiana, son muchos los turistas que ponen rumbo a la Via dei Fori Imperiali para disfrutar de un primer atisbo del mítico Coliseo y del Foro Romano. Y no es casualidad que esté tan concurrida: se trata de la principal conexión entre la Roma medieval y la Roma clásica, pues transcurre desde Piazza Venezia hasta los pies del majestuoso anfiteatro hogar de arena de gladiadores. Merece la pena recorrerla aunque sea una vez.

Si caminas desde el noroeste hasta el sudeste por esta señorial vía, tu paseo comenzará a la sombra del increíble monumento de mármol a Víctor Manuel II, al que seguirá la columna de Trajano y el foro de Augusto. El trayecto culminará con el esplendor del Coliseo, posiblemente la joya de la corona de todos los reclamos que ofrece Roma. Ya sabes, lleva la cámara bien cargada.

Via della Lungaretta es una muestra del famoso hechizo en el que te sumerges al adentrarte en el Trastévere, un barrio considerado por muchos como el más encantador de Roma. Comienza al sur del río Tíber y cruza esta célebre zona rodeada de preciosas trattorias de color pastel y vinotecas decoradas con las flores más hermosas.

Allá donde mires, encontrarás una pintoresca cafetería o un rinconcito bohemio donde tomar algo, al tiempo que sientes el perfume de la pasta y del queso pecorino. Lo que es más, Via della Lungaretta es también una puerta a callejuelas recónditas que se entrelazan por el laberinto interior del Trastévere: un mundo de suelos adoquinados, antiguas librerías y los restaurantes más típicos.

El Lungotevere Tor di Nona es uno de los bulevares que se construyeron en los meandros del río Tíber a lo largo de su paso por la capital italiana. Es además uno de los más bonitos, y es que, entre las ramas de los árboles, atisbarás el castillo de Sant'Angelo y los palacios de Piazza Cavour.

Uno de los alicientes que te enamorará de Lungotevere Tor di Nona es, sin duda alguna, el soplo de aire fresco que te regalará en medio del bullicio de la ciudad. El laberinto del centro histórico se encuentra a pocos pasos, por lo que, si cierras los ojos, es probable que llegues a escuchar el tintineo de los platos de las trattorias más cercanas. Eso sí, olvídate del resto: aquí solo importáis tú y el gorgoteo de las aguas del Tíber.

Via dei Giubbonari es la calle medieval romana por antonomasia. Cuando hace buen tiempo, se llena de multitudes que van de un lado a otro, desde las líneas de tranvía de Via Arenula hasta los típicos mercados de Campo de' Fiori.

A lo largo de sus 500 años de historia, no ha cambiado mucho. Todavía cuenta con tabernas, que hoy en día son bares de cerveza artesanal. Sus tiendas venden joyería contemporánea y esculturas hechas a mano. Entre la oferta de negocios y las paradas para hacer con un buen trozo de pizza, no te pierdas la iglesia de Santa Bárbara de los Libreros, que se encuadra en uno de los recovecos más pintorescos de toda la ciudad.