Irlanda es un país que está envuelto en un innegable halo de lirismo y fantasía. La isla Esmeralda, como se conoce popularmente, está llena de historia y cultura; de hecho, sus paisajes ondulados y sus animadas ciudades han sido la cuna de algunos de los poetas y músicos más importantes del mundo. Los irlandeses son en gran parte lo que hace tan especial al país, ya que se distinguen por su hospitalidad y buen humor.
En el país abundan los puntos de interés famosos, como la piedra de la elocuencia, en el condado de Cork, y los imponentes acantilados de Slieve League, en el condado de Donegal. En un viaje a Irlanda no puede faltar una visita a ciudades como Kilkenny, Kilarney, Limerick y, por supuesto, Dublín. La capital destaca en especial por su notable combinación de atracciones históricas y modernas, como la antigua catedral de San Patricio y el emblemático Spire de Dublín. Aprovecha tus paseos por la ciudad para hacer escala en un pub (o dos) y tomarte una buena pinta de Guinness con el sonido de fondo de música folclórica y las animadas conversaciones de los lugareños.
Dublín es una de las capitales europeas de moda gracias a la enorme cantidad de atracciones y lugares de interés que alberga. Durante tu estancia en la ciudad no puede faltar una visita a los jardines vallados del parque Fénix, al claustro del Trinity College y a Kilmainham Gaol, una antigua cárcel convertida en museo donde podrás conocer de cerca...
Dublín, la acogedora capital de Irlanda, es una ciudad amable que ofrece mucha diversión y un sinfín de lugares fascinantes por descubrir. Derrocha tradición e historia, sin llegar a ser aburrida; es culta, pero sin pretensiones; moderna, pero con personalidad....
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