Las 10 mejores cosas que hacer en Canterbury

La catedral de Canterbury se considera el centro de la iglesia anglicana en el mundo. Su torre principal, de 72 metros de alto, domina el paisaje urbano y puede verse desde kilómetros a la redonda, mientras que su cuidado jardín aporta un toque de verdor al centro de la ciudad.

Hoy en día, la catedral atrae a peregrinos modernos y turistas de todo el planeta. Lo que pocos saben es que en su interior contiene otra iglesia: una pequeña capilla protestante francesa en la cripta, donde todavía se celebra misa en francés todas las semanas.

De entrada, Canterbury es una ciudad bastante apacible, pero si buscas todavía más sosiego, te sugerimos que des un paseo por los bonitos jardines de Westgate, a unos cinco minutos a pie de la estación de tren de Canterbury West. Comienzan en las torres medievales de Westgate, perfectamente conservadas, y se extienden a orillas de las plácidas aguas del río Stour.

El césped impoluto es un lugar ideal para disfrutar de un pícnic o de un helado a la sombra de uno de los árboles más anchos que probablemente verás en tu vida, un impresionante plátano antiguo. Los artísticos arriates añaden un toque de color a las fotos y el único ruido del entorno proviene del graznido de los patos. Si te gusta lo que ves, puedes proseguir el paseo a lo largo del río hasta llegar a una tranquila reserva natural en las afueras de la ciudad.

Whitefriars se halla junto a las antiguas murallas de la ciudad y los jardines de Dane John, en el lugar en el que se alza la torre del reloj de San Jorge, del siglo XV. Pero este no es el motivo al que debe su fama hoy en día. Whitefriars es el distrito comercial más moderno y exclusivo de Canterbury.

En las calles peatonales cubiertas de la zona encontrarás grandes almacenes, joyerías, tiendas de moda y restaurantes. También te cruzarás con bastantes turistas, estudiantes y lugareños, ya que es un lugar muy popular durante toda la semana. Si viajas con niños, te sugerimos que visites la planta sótano de los grandes almacenes Fenwicks para pasar un rato en la amplia juguetería, en la que se realizan numerosas demostraciones.

Aunque el río Great Stour no es tan grande como podría sugerir su nombre, no cabe duda de que añade un toque pintoresco al centro de Canterbury. Sus plácidas aguas atraviesan el centro de la ciudad a lo largo de dos cauces, que pasan por debajo de High Street y Westgate.

Si quieres aprovechar al máximo todo lo que tiene que ofrecer el apacible río y el bonito paisaje, no dudes en realizar una visita guiada en punt. Simplemente recuerda no inclinarte demasiado cuando intentes sacar el selfi perfecto, ya que corres el riesgo de caerte al agua. Durante el paseo, verás bonitos jardines y edificios medievales y recorrerás un túnel de 45 metros de largo. Incluso encontrarás un taburete de sumersión, un curioso artefacto que se usaba en la Edad Media para "detectar" brujas y para castigar a personas acusadas de delitos sumergiéndolas en las aguas del río.

The King's Mile es la zona más peculiar de Canterbury. En las calles antiguas de este barrio situado tras la catedral encontrarás comercios independientes, tiendas especializadas, pubs y restaurantes. Aquí se puede comprar de todo, desde joyas realizadas a mano y libros antiguos hasta cervezas locales y dulce de azúcar artesano.

Sin duda, el rincón más fotogénico y curioso de The King's Mile es el que ocupa la vivienda conocida como Sir John Boys House. Esta residencia y tienda del siglo XVII está tan inclinada que parece a punto de caerse y la puerta de acceso está tan torcida que tiene un ángulo diferente al del marco.

El Museo Beaney House of Art and Knowledge, más conocido como The Beaney, es más bien un gabinete de curiosidades. De hecho, el edificio en sí mismo podría considerarse una curiosidad por su sorprendente fachada neotudor, que se ha convertido en todo un emblema de High Street.

En su interior, encontrarás una ecléctica variedad de obras de grandes maestros y pintores locales (sobre todo, William Sidney Cooper), hallazgos arqueológicos, personajes infantiles de la literatura y la televisión (la mayoría de hace algunas generaciones) y exposiciones de fotografía contemporánea. Por suerte para las familias, en The Beaney también tienen en cuenta los gustos de los niños de hoy en día. Las visitas guiadas que se organizan en el museo animan a los peques a explorar las exposiciones y a realizar actividades prácticas, en las que incluso pueden usar un microscopio digital.

Los jardines de Dane John ofrecen el pacífico yin que le hace falta al bullicioso yang del cercano Whitefriars. Este parque ofrece un agradable espacio a la sombra justo al lado de las calles más frecuentadas de la ciudad. Además, conecta con la estación de tren de Canterbury East a través de un puente peatonal.

El parque está rodeado de las altas murallas de la ciudad, a las que se puede subir para contemplar una panorámica de los alrededores. Sin embargo, por increíble que parezca, estas no son las mejores vistas de las que se puede disfrutar. Compruébalo con tus propios ojos desde la cima de Dane John Mound, desde donde podrás ver la catedral e incluso la campiña de las afueras. Este montículo no solo es un mirador excelente, sino que en diferentes épocas albergó un lugar de enterramiento, un castillo normando e incluso un depósito de municiones. Cuando desciendas de las alturas, puedes comprar un refrigerio para reponer las fuerzas y proseguir tu paseo entre coloridos arriates, una fuente ornamental y un quiosco de música victoriano.

El Spitfire Ground St. Lawrence es uno de los campos de críquet tradicionales más famosos y reconocibles de Inglaterra. Se halla al este del centro de la ciudad, junto a Old Dover Road, y es el terreno del Kent County Cricket Club desde 1896.

La característica distintiva de este campo era el enorme tilo que crecía en medio de la zona de juego. El árbol original murió hace algunos años, pero lo han reemplazado por uno más joven y, por el momento, más pequeño. A pesar de ser un lugar histórico y tradicional, los días en que se celebra un partido importante, el Spitfire Ground se aleja bastante de la imagen refinada que suele proyectar el críquet. El ambiente puede llegar a caldearse bastante, sobre todo cuando el Kent juega contra el Surrey o el Essex, sus eternos rivales.

A tan solo cuatro kilómetros del centro de Canterbury se halla Fordwich, una pequeña localidad rural a orillas del río Stour. De hecho, presume ser la población más pequeña de Gran Bretaña, ya que según los registros oficiales tiene el menor número de habitantes de la isla.

Además de ostentar un curioso récord, Fordwich es un lugar muy agradable para pasar un día de verano. Cuenta con varios caminos para pasear por el bosque y a orillas del río Stour, el cual también atrae a aficionados a la pesca y a la navegación en kayak. Otra razón de peso para visitar esta localidad es su famoso gastropub, The Fordwich Arms. Este bonito local se ha labrado una merecida reputación por su comida gourmet, que se puede disfrutar en el bonito comedor decorado con paneles de madera o junto a las apacibles aguas del Stour.

Como es lógico, el pasado del espía más famoso de Gran Bretaña se ha mantenido siempre en secreto. Sin embargo, si te fijas bien en las pistas, descubrirás que James Bond pasó parte de su infancia con su tía en la pequeña localidad de Pett Bottom, al sur de Canterbury. Por supuesto, el pasado de Bond es pura ficción, pero Pett Bottom existe realmente y el creador del superespía, Ian Fleming, lo visitó en varias ocasiones en la vida real. El escritor vivió en las cercanías, en Bekesbourne y en la bahía de St. Margaret's, y el entorno fue una constante inspiración para sus obras.

Gran parte de la novela Moonraker está ambientada en los alrededores de Canterbury, incluida la trepidante persecución en coche que protagonizan Bond y el supervillano Hugo Drax. El famoso nombre en código de James Bond también está inspirado en un elemento de lo más mundano: el número de la ruta de autobús de Londres a Dover, que hoy en día sigue siendo 007.