Las 10 mejores cosas que hacer en Bretaña

Sigue los pasos de los corsarios del siglo XVIII recorriendo las murallas que rodean esta pintoresca ciudad costera. Esta obra maestra de la arquitectura militar data del siglo XII y se remodeló a principios del XVIII. Te animamos a recorrer este paseo entre murallas que se extiende a lo largo de 2 kilómetros aproximadamente para que puedas disfrutar de las vistas de las espléndidas casas de los antiguos armadores y corsarios, el paseo marítimo, la playa de Bon-Secours y otros muchos lugares realmente interesantes. Después del paseo, recorre las calles adoquinadas de la ciudad amurallada y detente para comer una tortita de trigo sarraceno o un plato de pescado. Te recomendamos llegar antes de las 10:00 si quieres evitar las multitudes.

Dinan es una ciudad medieval amurallada que se encuentra entre Rennes y Saint-Malo, al noroeste de Bretaña. Mientras recorres las calles adoquinadas del centro histórico, busca las casas de madera entramada de la Rue du Petit-Fort y sube a la torre del reloj de la Rue de l’Horloge, desde donde podrás disfrutar de unas vistas excepcionales del casco antiguo. El castillo del siglo XIII es el mejor lugar para iniciar la ruta de 2,5 kilómetros de las murallas que rodean Dinan. A la hora de comer, encontrarás una buena selección de restaurantes en la Rue du Quai, en la ribera del río Durance.

Ubicado a 3 kilómetros al noroeste de Perros-Guirec, el paraje natural de Ploumanac´h es uno de los lugares más populares entre quienes desean ver la costa bretona de granito rosa. Un buen punto para comenzar es el faro de Mean Ruz, donde podrás disfrutar de unas vistas de excepción de la reserva natural de Les Sept-Iles, a 5 kilómetros de la costa. A continuación te invitamos a seguir la ruta GR34, que comienza en la playa de Trestraou y recorre el cabo. En el transcurso, descubrirás una serie de emblemáticas rocas moldeadas por la fuerza de la naturaleza, una de ellas conocida como el "sombrero de napoleón". Esta es una zona bastante ventosa, pero merece la pena acercarse para conocer su belleza natural.

Carnac es un pintoresco pueblo de pescadores que se ha hecho famoso por el gran número de yacimientos megalíticos que alberga, entre los que se cuenta un total de 3000 formaciones, entre megalitos sencillos y dólmenes. Estas formaciones componen un escenario perfecto para sacar fotos estupendas durante el viaje. Si quieres captarlas en su máxima belleza, te recomendamos planificar tu visita por la mañana temprano o justo antes de la puesta de sol. Actualmente no hay una explicación clara que justifique la creación de estas composiciones hace 5000 años: ¿podrían ser un detector de terremotos? ¿Estarían relacionadas con la astronomía? ¿Fueron tal vez un homenaje a los antepasados? Todas estas preguntas no hacen más que añadir un halo de misterio, además de generar horas de debate. Te invitamos a buscar el Géant du Manio, una piedra alta oculta en un pequeño bosque, a poca distancia del centro hípico Les Menhirs. Se dice que favorece la fertilidad.

El bosque de Paimpont rodea el pueblo homónimo. Antiguamente, la extensión de este bosque era mucho mayor y es posible que te suene debido a que su nombre, Brocelianda, aparece en las leyendas del rey Arturo. El mejor lugar para comenzar tu visita es el Château de Comper, que alberga un museo dedicado al romance artúrico. Hazte con un mapa de la ruta de temática artúrica para explorar el bosque y descubre la fuente de la eterna juventud, el valle sin retorno, la piedra en la que Viviane encerró a Merlín y otros muchos lugares de interés. No te pierdas la Chapelle du Graal en Tréhorenteuc, cuyas vidrieras ilustran diferentes escenas de las leyendas del rey Arturo.

Esta pequeña isla es un destino perfecto para una escapada de relax de un día. Además de una increíble costa rocosa y playas impolutas, otras atracciones destacadas de la isla son el jardín exótico Georges Delaselle, las ruinas de una capilla del siglo XI y un faro del siglo XIX que abre al público de junio a septiembre. Anímate a subir a la parte más alta para disfrutar de vistas de 360 grados inigualables. En este lugar no hay vehículos motorizados, por lo que solo puedes desplazarte a pie o en bicicleta. La mejor época para ir a la isla de Batz es en primavera, cuando florece la vegetación y la temperatura es generalmente agradable. Si visitas la isla en verano y quieres evitar las multitudes, te recomendamos tomar el primer ferri que sale de Roscoff por la mañana, a las 08:00.

Pointe de Pen-Hir es una formación rocosa que parte de la península de Crozon y se encuentra a aproximadamente 20 kilómetros de Brest en dirección sur. Si te acercas a este lugar sentirás que te expones directamente a la increíble fuerza de la naturaleza, con los fuertes vientos azotando los páramos y las enormes olas que chocan con las rocas, especialmente en invierno. En el punto de entrada a esta formación encontrarás un museo y un monumento en memoria de la Segunda Guerra Mundial. También encontrarás diversos senderos que parten de Pointe de Pen-Hir, incluida una ruta que lleva a una misteriosa gruta verde.

Los amantes de los animales Paul Jourde y Hélène Castori crearon el parque zoológico y botánico de Branféré en Le Guerno en 1965. El complejo comprende un área de 35 hectáreas y cuenta con más de 1000 animales de alrededor de 150 especies. Asimismo, dispone de cinco restaurantes y varias cafeterías. Lo que diferencia a Branféré de los zoológicos convencionales es que la mayoría de los animales pueden recorrer el parque e interactuar con los visitantes. Una vez aquí, no puedes perderte Parcabout: 17 000 metros cuadrados de redes elevadas que forman senderos entre los árboles, desde donde podrás verlo todo con una perspectiva diferente.

Aunque no te costará encontrar marisco en cualquier parte de Bretaña, si sabes apreciar una buena ostra, no te puedes perder Cancale, un pequeño pueblo de pescadores situado a 13 kilómetros aproximadamente al este de Saint-Malo. Este mercado se celebra a diario en el puerto de La Houle. En él encontrarás varios puestos en los que se venden ostras a precios muy interesantes, servidas en un plato con un trozo de limón. Solo tienes que sentarte en el muelle y deleitarte con este producto tan fresco mientras disfrutas de las vistas del mar. Las ostras maridan a la perfección con el vino, el pan y la mantequilla, pero tendrás que traerlos tú si quieres disfrutar de un pícnic de excepción.

Los crepes y las galettes son dos platos muy similares de la cocina tradicional bretona. Los primeros son una especie de tortitas hechas con harina de trigo, mientras que las segundas se elaboran con harina de trigo sarraceno. Suelen servirse acompañados de un cuenco cerámico, denominado "bolée", de sidra de manzana, y puedes probarlos en cualquier lugar de la región. Se dice que los mejores son los de Quimper, la capital del departamento bretón de Finisterre. En el casco antiguo de esta ciudad encontrarás excelentes creperías, especialmente en la Rue du Sallé y la Place au Beurre. No te marches sin probar las "galette-saucisse", unas tortitas de trigo sarraceno con una salchicha en su interior. Es el típico plato callejero bretón.