10 planes divertidos para ver Roma como los romanos

El Quartiere Coppedè es un distrito de Roma situado entre Salaria y Nomentana en el que podrás contemplar construcciones muy poco habituales. La zona toma su nombre del arquitecto que las diseñó, y es un lugar en el que los elementos Liberty y art déco se combinan con los restos góticos, barrocos y clásicos en un crisol fascinante muy típico del eclecticismo. Entre los edificios más destacados se incluyen el Palazzo del Ragno, o palacio de la Araña, con diseños inspirados en Siria y Babilonia, y la asimétrica silueta del Villino delle Fate, o casa de las hadas.

Toda el área está bañada de una atmósfera encantadora y misteriosa, por lo que no es coincidencia que el director Dario Argento decidiera filmar algunas de sus secuencias más recordadas aquí. Te recomendamos empezar con la fuente de las Ranas, ubicada en la plaza Mincio. Si te gusta la música, seguramente la reconozcas como el lugar en el que los Beatles se bañaron completamente vestidos después de su épico concierto en el Piper Club.

Si planeas visitar Roma, te recomendamos dar un paseo hasta la iglesia de Santa María en Vallicella, también conocida como Iglesia Nueva, para ver una de las obras de arte más ingeniosas que existen. Una vez dentro del templo, busca un retablo de Rubens en el óvalo situado en el centro, detrás del altar principal. Dicho retablo cuenta con un sistema mecánico de subida y bajada para mostrar o esconder la zona posterior.

Hablamos de un fresco de la Virgen María, especialmente valorado por los creyentes. En el siglo XV la imagen comenzó a deteriorarse, por lo que decidieron protegerla con el retablo. El mecanismo permite mostrar temporalmente la obra a las personas que vienen a contemplarla. ¿Te apetece ver esta singular pieza artística y el tesoro que guarda? Puedes asistir a la misa de la tarde en sábado o domingo, momento en el que el sacerdote la muestra a los feligreses.

La iglesia de San Ignacio de Loyola acoge una falsa cúpula, es decir, un techo normal que parece adoptar la forma de una magnífica bóveda gracias a una extraordinaria ilusión óptica. El templo se encuentra muy cerca del palacio Chigi, y el talentoso artista responsable de la pieza fue el monje jesuita Andrea Pozzo, que se especializó en el trampantojo, una técnica empleada para crear espacios que no existen en realidad.

La construcción de la iglesia se inició en el siglo XVII, pero sus responsables se quedaron sin dinero para la cúpula y decidieron poner a funcionar el ingenio. El monje en cuestión pintó el techo para que el edificio pareciera más alto, y añadió columnas y arcos salientes. Para contemplar el conjunto como merece, debes ir hasta la nave central y buscar el círculo dorado que te indica dónde colocarte.

Villa Farnesina es un lugar imprescindible en los viajes a Roma, sobre todo si te gusta el arte, ya que aquí se encuentran algunos frescos poco conocidos de Rafael. Esta extraordinaria vivienda renacentista ubicada a orillas del Tíber, cerca del puente Sisto, se construyó a principios del siglo XVI por encargo del rico banquero Agostino Chigi. Rafael comenzó a trabajar en ella pintando los frescos de parte de la sala conocida como Loggia di Galatea.

Algunos años después, el propietario le pidió decorar la galería de la planta baja para impresionar a los huéspedes que iban a asistir a su boda. Esta vez, el maestro no compuso escenas independientes, sino un ciclo de pinturas y, para adecuarlas a la ocasión, el tema que escogió fue Cupido y Psique. Rafael realizó el proyecto general y todos los personajes, pero los frescos los terminaron otros artistas de su estudio.

Santa Cecilia acoge una pieza artística romana que durante mucho tiempo se creyó extraviada. Si hablamos de El juicio final, enseguida pensamos en la obra de la Capilla Sixtina que pintó Miguel Ángel. Y es que, hasta el siglo pasado, se creía que esa era la única. Sin embargo, durante los trabajos de reforma del coro del convento benedictino de Santa Cecilia, en el Trastévere, se descubrió una pintura que había estado desaparecida durante siglos: el Giudizio Universale, o "Juicio final", una obra de Pietro Cavallini, de quien se dice que fue tutor de Giotto.

El fresco data de finales del siglo XIII, 300 años antes de la Capilla Sixtina, y revela un grado de técnica, arte e innovación sin precedentes en su época. También es muy apreciado por la cualidad escultórica de las figuras y la expresión de los rostros, así como por el uso sutil del claroscuro y la riqueza de detalles. Si quieres contemplarlo, se encuentra en el coro, el cual abre de lunes a viernes en horario específico.

La cripta de los capuchinos de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de los capuchinos, acoge los huesos de distintos monjes. Nadie podría adivinar que, muy cerca de la glamurosa dolce vita de Via Veneto se esconde un rincón tan oscuro.

La cripta se encuentra debajo de una nave y lleva a un pasillo de 40 metros de longitud en el que se abren cinco capillas. Lo que sorprende es el uso que se le da a los distintos huesos: verás cráneos, fémures y falanges distribuidos como mosaicos decorativos detrás de esqueletos ataviados con túnicas. Cada sala lleva el nombre de los huesos que la adornan, como la de las Tibias o la que se halla repleta de pelvis. No todo es oscuro y tétrico aquí: en la última capilla podrás ver un mensaje esperanzador en torno a la resurrección.

Centrale Montemartini es uno de esos lugares de Roma que no te puedes perder si buscas un ratito de arte e historia. El propio recinto tiene un pasado muy peculiar. Y es que el Musei Capitolini expone aquí gran parte de sus tesoros arqueológicos, en el inusual entorno industrial de una antigua central eléctrica. ¿Que cómo acabaron en un espacio tan prosaico? La sede del museo necesitaba reformas y tuvieron que buscar una solución para seguir mostrando al público las distintas piezas de su colección.

Muchas de ellas se trasladaron a Centrale Montemartini cuando sus espacios se rescataron como parte de una operación arqueológica industrial. La exposición de los objetos en un yacimiento contemporáneo tuvo tanto éxito que allí se quedaron. Si quieres ver contrastes de verdad, te recomendamos visitar la espectacular segunda exposición, donde una serie de máquinas, válvulas y manómetros componen el telón de fondo para toda una colección de bustos y esculturas de mármol. Un conjunto atípico pero muy acertado. Para llegar, debes coger un autobús desde Via Ostiense o caminar un poco desde la estación de Garbatella.

Flaminio acoge una popular calle en Roma que es de todo menos romana, ya que aquí las casas, los jardines y las entradas son de un exquisito estilo inglés. ¿Te apetece verla? Pues se llama via Celentano, apodada Piccola Londra, o "Pequeña Londres", ya que aporta un toque británico al corazón de la Ciudad Eterna. Esta vía en el barrio de Flaminio tiene grandes edificios que llenan de sombra las aceras, así que es fácil pasarla por alto.

Y, sin embargo, te recomendamos que no lo hagas, ya que constituye un refugio del bullicio de la metrópolis italiana que parece un calco de Notting Hill. Los responsables de esta joya urbana son el alcalde Ernesto Nathan y el arquitecto Quadrio Pirani, quienes soñaron con una ciudad moderna y cosmopolita a imagen y semejanza de las grandes capitales europeas, y acabaron creando un experimento deliciosamente original. Y desde aquel entonces, Flaminio se fue aficionando a todo lo inglés. Asegúrate de visitar esta zona durante tu viaje a Roma.

Entre las razones por las que te recomendamos visitar Villa Torlonia y la Casina delle Civette, o "Casa de los Búhos", destacan su arquitectura y sus interiores únicos. Lo que en su momento era una construcción rústica con formas inspiradas en una casa de campo suiza, acabó transformándose en un espléndido ejemplo de art nouveau tras una serie de reformas, adiciones y modificaciones. Por su parte, el mobiliario, los grabados, las estatuas y los elementos decorativos en escayola y mayólica, con figuras y dibujos inspirados en la flora y la fauna, son verdaderamente inolvidables.

Y, por si todo esto no fuera suficiente, comprobarás que las ventanas también están cuidadosamente trabajadas y contribuyen a crear una atmósfera de cuento de hadas. Si te fijas, verás que el tema más habitual son los búhos, de ahí el nombre de la casa. La casa la construyó el príncipe Alessandro Torlonia como lugar de ocio, pero su estética actual se la debemos a su sobrino Giovanni, que era muy aficionado al simbolismo esotérico y es el responsable de que casi cada elemento decorativo incluya la imagen del animal que da nombre a la vivienda.

Recorre el Paseo del Jazmín, en Roma, si quieres contemplar la cúpula de Miguel Ángel desde una perspectiva distinta y sacar fotos únicas. Para ello, debes dirigirte a la estación de San Pietro, pero no para coger el tren. Lo que tienes que hacer es entrar y, de inmediato, girar a la derecha. Sigue por el andén núm. 1 y, a continuación, accederás al paseo, que en italiano se denomina la Passeggiata del Gelsomino.

Este recorrido de un kilómetro lleva hasta unas escaleras junto a las murallas del Vaticano, la Rampa Aurelia, y sigue las vías de una antigua conexión de ferrocarril entre Italia y Ciudad del Vaticano. En su momento fue una destacada ruta que utilizaba el mismísimo papa, pero poco a poco dejó de utilizarse con la aparición de nuevos medios de transporte. El andén se desmanteló y se convirtió en un sendero peatonal. Si miras hacia la izquierda, podrás ver los raíles de los trenes de carga, aún en funcionamiento, mientras que, a la derecha, se eleva soberbia la silueta de la basílica.