8 actividades para hacer en La Rochelle

El puerto viejo de La Rochelle, fundado en el siglo X, es el corazón de la ciudad. Este refugio histórico está bordeado de bares y restaurantes con terraza desde donde se puede disfrutar de unas vistas magníficas de las embarcaciones. Te recomendamos en particular comenzar tu estancia en La Rochelle en el muelle Duperré. Las emblemáticas torres de la ciudad se encuentran a escasos 300 metros, mientras que la puerta del Gran Reloj (más conocida como la porte de la Grosse Horloge) se halla a tu derecha, marcando el punto de entrada al casco antiguo. Al ser una ciudad portuaria, esta zona de La Rochelle tiene una animación especial y los alojamientos suelen ser de lo mejor de la ciudad.

El acceso principal al casco antiguo de La Rochelle es la puerta del Gran Reloj, en el muelle Duperré. En cuanto pongas el pie en este barrio pintoresco, los adoquines desgastados, las callejuelas estrechas, las casas con entramado de madera y los pasajes secretos harán que te sientas transportado a otra época. El casco antiguo de La Rochelle alberga varios monumentos históricos que no te puedes perder, como el Ayuntamiento, la Casa de Enrique II de Inglaterra y la iglesia de San Salvador, por mencionar algunos. Además, es una zona muy animada llena de bares, restaurantes, tiendas y hoteles.

Las tres torres de La Rochelle son, sin lugar a duda, los símbolos de la ciudad. Las torres de la Cadena y de San Nicolás enmarcan la entrada del puerto viejo, mientras que la torre del Faro se alza a escasos 200 metros. Las tres formaban parte de las fortificaciones de los siglos XII y XIV y son unos miradores excelentes sobre el puerto y la ciudad. Además, albergan exposiciones sobre la historia de La Rochelle. Se puede acceder a las tres torres con una entrada única.

No hay excusa para no visitar la isla de Ré, situada al norte de La Rochelle, ya que está cómodamente unida con el continente mediante un puente de tres kilómetros de largo. Aquí podrás descubrir el estilo de vida insular tradicional mientras paseas en bicicleta por los caminos que serpentean por la isla. Además del agradable ambiente cotidiano que reina en todas partes, la playa y el marisco son los dos principales puntos de interés. Debido a la abundancia de visitantes que recibe en julio y agosto, el mejor momento para realizar una excursión por la isla es a finales de primavera o a principios de otoño.

Al sur del puerto de Minimes se encuentra la playa del mismo nombre, una franja de arena de 200 metros ideal para tomar el sol y darse un chapuzón sin alejarse mucho del centro de La Rochelle. Aprovecha tu visita para degustar el plato estrella de los restaurantes de la zona, los mejillones con patatas fritas, y después dar un paseo agradable hasta el antiguo faro que se alza en la punta del cabo de Minimes, al sur de la playa.

A lo largo del siglo XVIII, desde La Rochelle partieron numerosos exploradores, naturalistas y etnógrafos por todo el mundo que, a su regreso, trajeron grandes colecciones de animales disecados, aves, insectos y artefactos históricos. Hoy en día se exponen en el Museo de Historia Natural de La Rochelle, ubicado en una majestuosa mansión del siglo XVIII a 800 metros al norte de la puerta del Gran Reloj, en el extremo norte del casco antiguo. Cerca del museo se encuentra un bonito jardín botánico ideal para dar un paseo durante los días soleados y un gran número de hoteles con muy buena valoración.

No hay mejor lugar para ir de cena en toda La Rochelle que el puerto antiguo por su variadísima oferta de restaurantes, especialmente en el extremo meridional, cerca de las torres. Podrás disfrutar de una comida excelente con vistas en el Restaurant Christopher Coutanceau, un local con dos estrellas Michelin situado en la playa de la Concurrence. Si te apetece probar platos de fusión francesa-asiática, no dudes en dirigirte al Iséo, apodado Bistrot de la mer (taberna del mar), en la plaza de la Chaîne. Otro restaurante muy recomendable de La Rochelle es Les Pérot-Quais, en la rue Saint Jean du Pérot, donde se sirven platos creativos en un ambiente agradable y sin pretensiones.

Tal vez el casco antiguo y el puerto viejo de La Rochelle tengan un nombre con reminiscencias del pasado, pero conservan un espíritu joven en su ambiente festivo. ¿Te gusta el rock and roll? Entonces tienes una cita con Les Enfants du Rock, un bar muy popular con música en directo, en el muelle Duperré. Si lo que buscas es una auténtica taberna francesa, dirígete a La Cave de la Guignette, en la rue Saint-Nicolas. En este bar emblemático podrás probar la famosa Guignette, una bebida original de la casa. Por último, si te apetece disfrutar de la calurosa atmósfera irlandesa, tienes una cita ineludible con el McNulty's, en la rue Verdière, donde además de brindar con deliciosas cervezas y sidras irlandesas podrás escuchar música en directo y participar en concursos.