Los 10 mejores viajes por carretera cerca de París

El Palacio de Versalles es sencillamente el castillo más famoso del mundo. El rey Luis XIV transformó esta obra maestra del siglo XVII en el más lujoso de los palacios reales, y es hoy en día uno de los monumentos franceses más visitados. El castillo y los terrenos, estrechamente ligados a la historia de Francia, ocupan un área de más de 800 hectáreas.

El Palacio de Versalles, la residencia real más grande del mundo, se considera también el museo de la historia de Francia. Puede que sea imposible visitar sus 2300 estancias, pero no puedes perderte el famoso Salón de los Espejos, donde se firmó el Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, así como los lujosos dormitorios privados del rey y la reina. Un corto paseo a través de los jardines te llevará a la aldea de María Antonieta, un lugar encantador con su propia granja y su propio teatro.

Auvers-sur-Oise, situada a 30 km de París, es una localidad con una rica histórica artística, perfecta pasar una tarde cultural, que a menudo pasa desapercibida. Descubre la sosegada belleza de esta zona que atrajo a artistas como Cézanne y Van Gogh a mediados del siglo XIX.

Empieza con una visita al castillo de Auvers, del siglo XVIII, con hermosos jardines, espectáculos multimedia y una colección de arte principalmente impresionista. Después, puedes comer en el Auberge Ravoux, donde vivió y murió Van Gogh. El Museo de la Absenta es el único museo del mundo dedicado a esta bebida fuente de inspiración artística, y cuenta con un bar donde puedes probarla. Termina tu visita en el cementerio local, donde está enterrado Vincent Van Gogh junto a su querido hermano Theo.

Barbizon, conocida como “la aldea de los pintores”, es una encantadora localidad rural con su propio movimiento artístico: la escuela de Barbizon. Los hermosos paisajes de este entorno inspiraron a los impresionistas. Esta tranquila comunidad repleta de típicas galerías, posadas y restaurantes está situada al borde del bosque de Fontainebleau, y es un lugar ideal para disfrutar del arte en un entorno relajado.

Puedes visitar las casas de famosos pintores paisajistas franceses como Théodore Rousseau o Camille Corot para descubrir cómo vivían y trabajaban, y admirar sus obras en el Museo de los Pintores, ubicado en una antigua residencia artística del siglo XIX.

El castillo de Vincennes no es solo un castillo, sino un enorme complejo imperial erigido en el siglo XII como refugio de caza del rey. Ha tenido diversas funciones a lo largo del tiempo: residencia de la familia real francesa, temida cárcel para presos políticos y cuartel general militar durante la Segunda Guerra Mundial.

Explora más de 900 años de historia francesa y la impresionante mezcla de estilos, de medieval a renacentista, del edificio. No te pierdas las residencias del rey y la reina, obra del arquitecto Louis Le Vau, quien diseñó también el Palacio de Versalles. Otros lugares destacables son la torre de la mazmorra, la estructura fortificada más alta de su tiempo, y la capilla, que acogió la corona de espinas de Cristo antes de ser trasladada al Museo del Louvre.

Fontainebleau se encuentra a menos de 50 km de París y acoge uno de los castillos más impresionantes de Francia, residencia real desde el siglo XII y en su momento también del emperador Napoleón. Estos terrenos y el bosque que los rodea, el segundo más grande de Francia, han sido también declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es un conjunto muy popular entre los locales por su excelente oferta de actividades al aire libre, como senderismo y escalada en roca.

Visitar el castillo de Fontainebleau es dar un paseo por la historia de Francia, pues cada uno de sus residentes ha dejado su propia huella. Admira la extensa colección de arte renacentista encargo de Francisco I y la delicada mano de María Antonieta en la decoración. Maravíllate en los aposentos privados de Napoleón y pasea por los jardines del castillo, los más grandes de su tipo de Europa.

La Fundación Claude Monet, en Giverny, está bien comunicada en coche y en tren desde París y es de visita obligada para los admiradores del pintor impresionista. Los terrenos se encuentran en una pequeña aldea e incluyen la residencia personal de Monet, donde vivió y trabajó durante más de 40 años. También acogen el jardín de flores y el jardín acuático de inspiración japonesa, que el artista consideraba parte de su obra.

Tras visitar los jardines, sumérgete en el universo privado del maestro impresionista visitando el estudio, las salas de estar, la cocina e incluso los dormitorios. Podrás admirar también la extensa colección privada de grabados japoneses de Monet, fuente constante de inspiración. Esta muestra de la admiración por la cultura japonesa del artista se ha conservado con sumo cuidado.

Provins es conocida tanto por sus murallas y torres bien conservadas como por las ferias y festivales de cultura medieval que acoge. La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ofrece multitud de monumentos históricos por descubrir, muchos de los cuales se remontan a los tiempos en que era uno de los núcleos comerciales más importantes de Europa. La larga y rica historia de Provins se remonta al siglo IX.

En esta ciudad medieval se celebraban ferias de la Champaña, importantes puntos de intercambio comercial de la época, y hay numerosos lugares de interés. Puedes subir a la torre del César, una torre de vigilancia del siglo XII, para disfrutar de excelentes vistas a la campiña, y recorrer las murallas fortificadas de la ciudad, de más de un kilómetro de largo. El Museo de Provins, ubicado en la antigua Maison Romane, explica la historia de la ciudad desde tiempos prehistóricos.

Reims es conocida como “la ciudad de la coronación”, ya que todos los reyes franceses fueron coronados aquí hasta principios del siglo XIX. Es la capital de la región de la Champaña y su origen se remonta a los tiempos del Imperio romano. Esta ciudad, venerada tanto por su espléndida arquitectura como por su vino espumoso, es una buena opción para un agradable fin de semana o una excursión de un día desde París.

Visita la catedral de Reims, una obra maestra del gótico que se encuentra entre las iglesias más grandes del mundo y que es aún la más alta de Francia. La ciudad cuenta también con vestigios históricos aún más antiguos, como la puerta de Marte, de época galorromana. No te olvides de visitar alguna de las numerosas bodegas de champán, donde podrás conocer el proceso de elaboración de este famoso vino espumoso e incluso tomar alguna copa.

El zoológico safari de Thoiry se encuentra a menos de una hora de París, pero visitarlo es adentrarse en la sabana africana en plena campiña francesa. Acoge más de 800 animales y ofrece un recorrido en coche de una hora a lo largo de ocho kilómetros en los que entrarás en contacto con especies exóticas. Ni se te ocurra bajar las ventanillas: las jirafas, los hipopótamos y las cebras pueden tener mucho carácter y curiosidad por los visitantes.

Si no dispones de vehículo propio, el zoológico dispone de camiones brousse que salen regularmente. Puedes completar tu aventura con un paseo por los jardines del cercano castillo de Thoiry (incluido en el precio de la entrada) y descubrir este edificio en el que se marca la posición del sol durante el invierno y el solsticio de verano.

El castillo de Vaux-le-Vicomte fue una creación de Fouquet, ministro de finanzas del rey Luis XIV, que contrató a tres grandes talentos de la época, Le Vau, Le Brun y Le Nôtre, para que se encargaran de la arquitectura, la pintura y los jardines, respectivamente. La obra resultante fue un castillo tan fabuloso que provocó la ira del rey, y Fouquet terminó encarcelado por su insolencia y supuesta malversación.

El castillo fue tan espectacular e innovador para la época que el rey confiscó la propiedad y la utilizó como anteproyecto para el Palacio de Versalles. Visita los jardines formales franceses, nacidos aquí de la mano del genial paisajista francés Le Nôtre. En el interior, podrás recorrer sus numerosas estancias señoriales, decoradas por Le Brun, el mejor pintor de la época. Los sábados por la noche los terrenos se iluminan con miles de velas y ofrecen un ambiente especialmente mágico.