Las 10 mejores actividades en Alsacia

La Petite France, o "pequeña Francia", es un barrio del centro de Estrasburgo y el punto de partida ideal para empezar tu viaje por Alsacia. En esta parte de la ciudad, el río se divide en múltiples canales controlados mediante un sistema de esclusas. La Petite France forma parte de la Gran Isla de Estrasburgo, un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además, a modo de curiosidad, en la Edad Media la zona acogía las viviendas de los comerciantes, como curtidores, molineros y pescadores.

Hoy en día toda el área es peatonal, lo que resulta perfecto para recorrer sin prisas las estrechas callejuelas que serpentean entre casas con entramado de madera, y esconden pequeñas tiendas y restaurantes.

La catedral de Notre-Dame de Estrasburgo, construida con piedra caliza de color rosa, destaca entre el resto de construcciones por tener la torre más alta de la ciudad. Desde su mirador podrás disfrutar de vistas panorámicas de la zona. Durante la subida por las escaleras de la torre, verás los distintos mensajes y pintadas que han ido dejando los visitantes desde nada menos que el siglo XVII. Lo sorprendente es que, a pesar de lo que podríamos pensar, estos grabados en la piedra se han hecho con mucho arte y añaden belleza al edificio.

Aprovecha la visita a la catedral para ver uno de los relojes astronómicos más antiguos del mundo: el actual, que incluye un gallo mecánico, se construyó en el siglo XIX, pero ha tenido antepasados similares desde el siglo XIV. La versión original tenía un gallo que cantaba gracias a unos fuelles y que se muestra en el Museo de Artes Decorativas, ubicado en los alrededores.

Obernai es un lugar fantástico para empezar tu recorrido por los viñedos alsacianos. Esta legendaria ruta te llevará por centenares de bodegas y, por si esto no fuera suficiente, también atraviesa algunos de los pueblos más bonitos de Francia. Obernai es una de las primeras localidades que te salen al paso si te adentras en la cordillera de los Vosgos, después de tu estancia en Estrasburgo.

Aquí las salas de catas de las bodegas suelen tener un cartel fuera en el que se puede leer Vin d'Alsace , o "vino de Alsacia", y quizá debas llamar a la puerta dos veces, ya que los dueños pueden no estar en la tienda en esos momentos. Las variedades más famosas de esta zona son riesling, pinot blanc, gewurztraminer y muscat, todos ellos vinos blancos secos que crecen bien a los pies de los Vosgos.

La catedral de Santa Odilia ocupa la cima de la montaña homónima, ubicada junto a Obernai, en Alsacia. Desde allí es posible contemplar todo el paisaje alsaciano, con sus pequeños pueblos y amplios viñedos. Sí el día es despejado, podrás alcanzar a ver las montañas de la Selva Negra alemana, justo al otro lado de la frontera.

Santa Odilia, la patrona de la región de Alsacia, nació en Obernai, a los pies de la colina. Además, en la actualidad el claustro es un importante destino espiritual de la Alsacia. Puedes llegar al monte de Santa Odilia en coche, o bien realizar la caminata de cinco kilómetros que cruza el bosque desde Ottrott.

El Jardin des Papillons es un mariposario con una amplia variedad de especies de África, Asia y América. Durante la visita, tendrás la posibilidad de ver numerosas crisálidas en el criadero, así como mariposas recién salidas de ellas. El invernadero también acoge un amplio abanico de plantas y flores tropicales.

Por otro lado, si vienes en verano, es muy probable que el cielo esté salpicado de cigüeñas, ya que en los meses primaverales y estivales Alsacia se convierte en uno de sus lugares de cría. A los alsacianos les encantan estos visitantes alados, por lo que, si te fijas, verás bastantes estructuras de madera o hierro en la parte superior de los edificios que se colocan para que estas aves puedan construir sus nidos.

Riquewihr es la estrella indiscutible en la Ruta de los Vinos de Alsacia. Esta localidad destaca, sobre todo, por sus casas con entramados de madera y vivos colores, como el azul cobalto, el rojo ladrillo o el amarillo mostaza. La ciudad es una de las seis localidades alsacianas que figuran en la selección de Les Plus Beaux Villages de France, que, como habrás adivinado, corresponde a los pueblos más bellos de Francia.

Su calle principal se halla bordeada de comercios en los que se venden quesos, productos locales y vinos. Por su parte, la bodega Dopff, en uno de sus extremos, cuenta con vinos galardonados y ofrece visitas guiadas. También acoge un restaurante con estrella Michelin en el que podrás probar clásicos regionales con un toque distinto. Eso sí, este bonito pueblo se suele llenar de turistas a la hora del almuerzo, así que te recomendamos llegar temprano por la mañana.

En lo que concierne a la preservación de elementos medievales, Kaysersberg es uno de los mejores exponentes de la región de la Alsacia. La iglesia de la Santa Cruz, por ejemplo, presenta un arco de entrada de estilo románico. También verás un puente fortificado ubicado más allá del castillo que marca el lugar en el que solía estar la calzada romana que unía Alsacia y Lorena.

Asimismo, la localidad de Kaysersberg está repleta de bonitas casas con entramado de madera, callejuelas adoquinadas y canales que recorren todas sus calles, por lo que es ideal para contemplar lo mejor de Alsacia en un único lugar.

Eguisheim, una de las localidades que forman parte de la lista Les Plus Beaux Villages de France , o "los pueblos más bellos de Francia", es popular por una ruta de senderismo que atraviesa la colina de Schlossberg. Este sendero pasa por tres torres, los llamados tres castillos de Eguisheim, los cuales forman parte de una red de fortalezas antiguas. La torre del centro se construyó en el año 1006 d. C. en el lugar que antes ocupaba una atalaya romana. Las otras dos se levantaron en el siglo XII.

Puedes visitar las ruinas de forma gratuita y aprovechar este viaje al pasado para revivir aquellas épocas en las que las tres fortificaciones vigilaban la zona las unas junto a las otras. La ruta de senderismo tiene unos cuatro kilómetros de longitud y sale desde el centro de Eguisheim. Desde la cima de la colina podrás contemplar bellas vistas de Colmar, en los alrededores, los viñedos de la llanura alsaciana y la cordillera de los Vosgos.

Se dice que tanto Colmar como Riquewihr, en los alrededores, son las localidades que inspiraron el pueblo que aparece en la película La bella y la bestia. El centro de la ciudad recibe el apodo de "la pequeña Venecia" por los numerosos canales que recorren la zona.

Colmar es también el lugar de nacimiento del escultor de la Estatua de la Libertad, Auguste Bartholdi, y, en su honor, se erigió una réplica en un lugar muy modesto: ¡en el centro de una rotonda! Aunque pueda parecer demasiado mundano, la ventaja de esta ubicación es que, de este modo, le da la bienvenida a la mayoría de la gente que llega a Colmar desde el norte.

Tras una larga jornada de senderismo y catas de vinos locales en Alsacia, Ribeauvillé es un lugar fantástico para cenar y pasar la noche. La localidad está situada en un valle con viñedos en las colinas de los alrededores. Si te quedan energías para visitar un castillo más, puedes ir al de Saint-Ulrich en coche o caminando por agradables senderos desde Ribeauvillé.

A estas alturas de tu viaje por Alsacia, ya es hora de que pruebes la popular tarte flambée local, llamada flammkuchen en alemán. Se trata de una coca de masa fina que normalmente se acompaña con queso fresco, beicon y cebolla blanca. La encontrarás en cualquier restaurante tradicional de Ribeauvillé, así que no dejes de probarla.