Las 10 mejores cosas que hacer en Ravello

La Piazza Duomo, también llamada Piazza Vescovado, es el lugar de reunión más popular de Ravello. Además de ser una visita imprescindible en la ciudad, hasta esta explanada llegan la mayoría de sus calles, por lo que es un buen punto de partida para orientarse y empezar a descubrir este destino de la costa italiana.

Aquí se encuentran varios enclaves monumentales, como la catedral y Villa Rufolo, y abundan las cafeterías y los restaurantes con terraza. Así que pide un café o un buen desayuno, y prepárate a conciencia para disfrutar de una jornada de turismo en Ravello.

La elegante Villa Rufolo fue, en su momento, una de las casas más grandes y lujosas de la Costa Amalfitana. La construyó la poderosa familia Rufolo en el siglo XIII y en ella se han alojado desde la realeza napolitana hasta poetas renacentistas. De hecho, la belleza de la villa y su entorno inspiraron al mismísimo compositor Richard Wagner. Reserva tiempo para recorrer los magníficos claustros y los baños turcos, en los que puede apreciarse la espectacular arquitectura árabe del recinto.

Villa Rufolo cuenta también con un pequeño museo en el que se exponen obras de arte y hallazgos arqueológicos, aunque la mayoría de los visitantes vienen para contemplar los hermosos jardines, que están distribuidos en una serie de terrazas. Gracias al suave clima de Amalfi, en ellos florecen centenares de plantas durante casi todo el año. Si visitas la ciudad entre finales de junio y octubre, podrás asistir al Ravello Festival, un evento de conciertos de música clásica y de vanguardia que se celebra en estos jardines.

La catedral de Ravello se eleva orgullosa sobre el centro de la ciudad desde que se construyó en el año 1087. El suelo de la estructura presenta la particularidad de estar ligeramente inclinado en dirección a la plaza para aumentar la sensación de altura de la fachada, en la que se encuentran unas espectaculares puertas de bronce del siglo XII, con tallas que representan la figura de Cristo rodeada de santos y guerreros. Constituyen un elemento de gran valor, ya que, actualmente, no llegan a la treintena las puertas de este tipo que se conservan en todo el país.

En el interior del recinto podrás examinar un púlpito muy característico situado sobre seis columnas helicoidales de mármol, decorado con ostentosos mosaicos de pavos reales y escenas bíblicas. El museo de la catedral expone una pequeña colección de piezas de gran interés, como el busto de mármol de una noble llamada Sigligaida Rufolo, quien vivió en Villa Rufolo en el siglo XIII.

El Auditorio Oscar Niemeyer, obra de este prestigioso arquitecto brasileño, está construido en la ladera de la colina que desciende desde Ravello, y presenta un pronunciado arco en su blanco tejado que contrasta fuertemente con los edificios tradicionales de la ciudad. Además, desde las gigantescas ventanas curvas de la sala de conciertos se pueden contemplar amplias vistas de la bahía de Salerno.

Este moderno recinto acoge una variada programación de conciertos de música clásica, actuaciones de danza y representaciones teatrales durante todo el año y es la sede del festival anual de música de verano que se celebra en Ravello y rinde homenaje a su tradición artística y musical. Asimismo, se organizan muestras escultóricas y exposiciones de manera ocasional, y, en invierno, puedes asistir a proyecciones cinematográficas.

La Costa Amalfitana es famosa por su cerámica. Si quieres llevarte a casa un recuerdo decorativo de tu viaje, déjate tentar por las opciones de Via Roma. Esta estrecha callejuela adoquinada está repleta de boutiques de todo tipo en las que encontrarás bandejas, jarrones y cántaros tradicionales, además de cristal de Murano y objetos de uso doméstico, como manteles y cojines hechos a mano.

La otra especialidad de la región es el limoncello, así que puedes comprar una botella y seguir disfrutando en casa del inolvidable sabor de la Costa Amalfitana. Y si buscas esa ropa que no encontrarás en ningún otro sitio, aquí encontrarás tiendas con prendas muy originales. En cualquier caso, no te marches sin visitar las boutiques de Via Santissima Trinità.

San Juan del Toro ha sido lugar de culto para los ciudadanos de Ravello desde el siglo XI. Oculta en una tranquila plaza al norte del casco urbano, los restos de los profusos ornamentos que decoraban su interior en el pasado aún pueden verse en los intrincados mosaicos que cubren el púlpito y representan a distintos animales mitológicos y la resurrección de Cristo.

A la derecha de la entrada verás un sarcófago romano que, probablemente, sea la pieza más antigua de toda la ciudad. Y no te pierdas el suelo de cristal que se extiende delante del púlpito y permite examinar la estructura subterránea que se localizó bajo la iglesia. Aún no se sabe si corresponde a alguna zona de almacenamiento o a las ruinas de un edificio religioso anterior.

Villa Cimbrone descansa al borde de unos elevados acantilados que miran al mar, y en ella se encuentra la famosa "Terraza del Infinito", una construcción con ornamentos de mármol que ofrece vistas a la bahía de Salerno. Los espectaculares paisajes que se divisan desde allí fascinan a los visitantes desde hace muchos años, e incluso Gore Vidal describió este lugar como el más hermoso en el que jamás había estado.

La villa es ahora un hotel, aunque los jardines siguen abiertos al público. Adornados con una pérgola repleta de glicinias, aromáticos rosales y elegantes templos y estatuas, estos terrenos irradian una atmosfera clásica con mucho encanto. No te marches sin visitar la cripta y los claustros, decorados con bajorrelieves importados expresamente para adornar la villa.

La oferta de deliciosos platos a base de pasta y pizza de Ravello es inabarcable, pero la verdadera especialidad de esta localidad es su postre, típico de la Costa Amalfitana. La delizia al limone es una receta tradicional de bizcocho impregnado en limoncello y cubierto de crema, también de limón. El último toque son pequeños trocitos del mismo cítrico o fresas.

Uno de los mejores sitios para dejarse tentar por esta exquisitez es el Ristorante Sigilgaida, en el Hotel Rufolo, donde también podrás disfrutar de las bellas vistas de la bahía mientras saboreas los platos elaborados con los frutos del huerto del propio hotel. Villa Maria también ofrece una deliciosa versión de este dulce y lo sirve en un elegante comedor a la antigua ubicado junto a unos hermosos jardines. También lo puedes probar en Trattoria da Cumpa'Cosimo, un acogedor y relajado restaurante local situado en Via Roma.

La noche más relajada de Ravello gira en torno a Via dei Rufolo, una calle adoquinada que atraviesa el centro de la ciudad bordeada de bares y restaurantes, como Babel Wine Bar, un local con una variada carta de vinos que también sirve tapas para matar el gusanillo, o Bar il Panino, donde encontrarás una estupenda selección de cervezas embotelladas.

Si no te atrae ninguna de estas dos opciones, acércate hasta Piazza Duomo y alégrate el paladar con un cóctel en Caffè Ravello o una copa de vino en Enotavola Wine Bar, en Via della Marra. Aquí manda el relax, así que no busques ritmos estridentes y déjate llevar por el atardecer mágico acompañado de un limoncello o de uno de los excelentes caldos de los viñedos de la región.