10 actividades para hacer en Milán

La plaza del Duomo alberga la catedral gótica más grande de la ciudad, lo que la convierte en un lugar majestuoso. No dudes en sentarte en una cafetería del lugar para disfrutar con calma del entorno y después visitar el enorme templo, decorado con 135 agujas e innumerables estatuas. Desde las terrazas de la azotea, a 70 metros de altura, podrás contemplar unas vistas impresionantes de la ciudad. En el interior de la catedral encontrarás un ascensor que por unos 13 euros te llevará hasta las terrazas. Muchos escultores han trabajado en la catedral a lo largo de los años, como ponen de manifiesto algunos elementos discordantes entre los relieves góticos, como raquetas de tenis y guantes de boxeo. Pon a prueba tu agudeza visual e intenta descubrir dónde están. Y si te gusta lo clásico, elige uno de los hoteles cercanos a la plaza del Duomo. 

Basta con echar un vistazo a la Galería Víctor Manuel II para comprender por qué Milán se considera una de las capitales mundiales de la moda. Estas majestuosas galerías comerciales con techo de cristal, situadas entre las plazas del Duomo y della Scala, albergan cafeterías y boutiques de lujo, como Gucci, Louis Vuitton y Prada. No dudes en disfrutar de un capuchino antes de dirigirte a las plazas, pero recuerda hacerlo al estilo milanés: de pie junto a la barra. Otra opción es sentarte en una de las terrazas, aunque tendrás que pagar un poco más.

A pesar de su nombre, el castillo Sforzesco parece más una fortaleza con un gran patio que un castillo. El complejo cuenta con una biblioteca y varios museos con algunas creaciones de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, así como obras y artefactos del Antiguo Egipto. El castillo puede visitarse gratis, pero la entrada al museo cuesta unos diez euros, aunque el acceso es gratuito el primer domingo de mes. Se encuentra a unos 800 metros al noroeste de la catedral. Gracias a su buena ubicación, el alojamiento cerca del castillo Sforzesco es muy recomendable.

El encantador barrio de Brera es uno de los lugares más pintorescos del centro histórico de Milán. Alberga una galería y una academia de Bellas Artes, lo que explica su animación artística. Además, cada tres domingos se celebra un mercadillo en Via Fiori Chiari, donde se pueden encontrar objetos de arte y antigüedades. Las callejuelas de Brera están repletas de cafeterías pequeñas pero elegantes y tiendas especializadas, que cuando se iluminan al atardecer crean una atmósfera ideal para un paseo especial por Milán.

El norte de Italia es famoso en el mundo entero por su risotto, pero Milán cuenta con una variante especial al azafrán. Cada chef tiene su receta especial para preparar este plato, pero para conseguir un risotto a la milanesa perfectamente al dente es necesario alcanzar el equilibrio adecuado entre el uso de la manteca y el parmesano, así como añadir la pizca justa de azafrán para dotarlo de su característico aroma y tonalidad dorada. Para disfrutar de una experiencia inolvidable, no dudes en dirigirte al restaurante de lujo Il Marchesino, cerca del Teatro alla Scala, para probar su famoso risotto a la milanesa decorado con una hoja de oro auténtico. 

El Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci es uno de los lugares históricos más interesantes y atractivos de Milán. Está ubicado en un antiguo monasterio renacentista que en la actualidad alberga una gran variedad de exposiciones interactivas y educativas sobre temas muy variados, desde modelos en 3D realizados a partir de los diseños mecánicos de Da Vinci hasta la aviación, la física de partículas, la locomoción e instalaciones multimedia para explorar las galaxias. Los más pequeños disfrutarán especialmente cuando visiten el submarino a tamaño real de la segunda guerra mundial. La entrada completa al museo cuesta a partir de diez euros.

Esta iglesia renacentista del centro de Milán es famosa por su monasterio, en el que se halla la pintura mural La última cena, de Leonardo da Vinci. La iglesia se encuentra a cinco minutos a pie de la estación de Cadorna. Aunque el acceso es gratuito, es necesario reservar una entrada con antelación (a partir de 16 euros) para visitar el refectorio. Esto te permite contemplar el famoso fresco durante 15 minutos con el resto de acompañantes del grupo. Muchos visitantes, inspirados por la novela de misterio El código Da Vinci, intentan descifrar los mensajes que supuestamente oculta la pintura.

No dejes pasar la oportunidad de asistir a una ópera italiana, un concierto orquestal o un ballet clásico en la ópera del siglo XVIII de Milán. Puede que la fachada no impresione tanto como otros puntos de referencia de Milán, pero te quedarás boquiabierto cuando accedas al auditorio y veas los palcos dispuestos frente al escenario en cuatro niveles, todos ellos decorados con elementos dorados y cortinajes de color granate. Ten en cuenta, sin embargo, que no todos los asientos tienen buena visibilidad y que la mayoría de los del fondo carecen de respaldo. Desde los asientos de la platea y de los palcos podrás disfrutar de las mejores vistas, pero el precio ronda los 150 euros. 

Antes de que comiencen las actuaciones, puedes visitar el museo y el teatro e incluso reservar una entrada para un espectáculo de ese mismo día en la taquilla de Via Filodrammatici, justo al lado. 

No dudes en poner la guinda a tu visita a Milán con una tradición típicamente italiana antes de la cena: el aperitivo. Aunque la idea nació en el siglo XVIII en Turín, la cuna del vermú, Milán ha conseguido alzarse con la corona del aperitivo moderno gracias a su amplia oferta de bares en el centro de la ciudad. Uno de los lugares favoritos de los milaneses es el Bar Basso, en Via Plinio, donde se creó el Negroni Sbagliato. Por unos diez euros, puedes tomarte una copa acompañada de cicchetti (un plato con comida para picar). Si te apetece rodearte de jóvenes elegantes, dirígete a Deseo, en Corso Sempione. Este es un lugar ideal para probar el legendario Aperol Spritz y disfrutar de un amplio bufé libre por unos 11 euros.

Terrazza Gallia es un restaurante con un salón y una terraza en la azotea de la séptima planta del Excelsior Hotel Gallia, desde donde se pueden admirar unas vistas inigualables del paisaje urbano, con la plaza Duca d'Aosta y la estación de ferrocarril central, semejante a una catedral, como protagonistas. Ofrece un entorno ideal para relajarse tranquilamente, lejos de los lugares más turísticos de Milán. No dudes en tomar el clásico Il Milanese o el exclusivo Ultimo Treno per Livorno de aperitivo antes de cenar en el elegante comedor.