Las 14 mejores cosas que hacer en Dorset

La puerta de Durdle suele aparecer en numerosos souvenirs de Dorset, como postales e imanes para la nevera, pero, obviamente, poco tienen que ver con la experiencia de verla en directo. Célebre por su arco de piedra caliza, esta playa fue el primer escenario natural del país que la Unesco clasificó como Patrimonio de la Humanidad (en 2001).

Comprobarás que se trata de una franja de guijarros en la que se permite el baño, aunque con mucho cuidado porque la zona no cuenta con servicio de socorristas. La mejor forma de disfrutar de la espectacularidad del paisaje es contemplarlo desde el mirador en lo alto del acantilado, donde también hay una pequeña tienda de alimentos y recuerdos.

El castillo de Highcliffe es una emblemática estructura antigua ubicada en Dorset. Esta fortaleza decimonónica es una auténtica joya histórica con una arquitectura de estilo pintoresquista y romántico. Fue construida entre 1831 y 1836 y su ubicación en lo alto de un acantilado ofrece hermosas vistas que alcanzan toda la isla de Wight.

Ya en el interior, podrás contemplar las ventanas originales, hechas de mármol y vidrieras policromadas francesas que se trajeron a través del canal de la Mancha. También te recomendamos recorrer los cuidados jardines del recinto, con muchos rincones para disfrutar de un pícnic tranquilo en familia. El castillo de Highcliffe cuenta con acceso directo a la playa de Avon, en los alrededores, y a la reserva natural de Steamer Point.

Kingston Lacy es un paraíso para aquellos a los que les gusta sumergirse en la historia. Construida entre 1663 y 1665, esta mansión de estilo italiano está rodeada por unos amplios terrenos verdes de casi 3500 hectáreas de superficie. En su interior, podrás examinar una amplia colección de arte privada que incluye obras destacadas de artistas como Rubens, Van Dyck y Tiziano, así como una de las colecciones más importantes del mundo de piezas egipcias.

Las zonas exteriores también son muy interesantes, con entornos como el tranquilo jardín japonés, que incluye un acogedor salón de té, así como un invernadero de helechos en el que se conservan más de 40 especies diferentes. Durante tu recorrido es posible que veas grupos de ganado de Devon pastando en los terrenos de la propiedad.

Los jardines subtropicales de Abbotsbury constituyen una colección de plantas insólitas procedentes de todo el planeta. Estas ocho hectáreas de terrenos bellamente cuidados se fundaron originalmente en 1765 para cultivar las frutas y verduras que debían abastecer al castillo adyacente. Con el paso de los años, se fueron añadiendo especies que han sido las primeras de su tipo en todo el país.

Los jardines subtropicales de Abbotsbury son conocidos, sobre todo, por sus plantaciones de camelias y magnolias, pero también son populares las colecciones de azaleas y hortensias. Si decides visitarlos, podrás recorrer el recinto a través de rutas naturales que pasan por las distintas secciones y por parques infantiles, jardines y un coqueto salón de té de estilo colonial.

Old Harry Rocks es uno de los puntos de referencia naturales más populares y característicos de Dorset. Los espectaculares acantilados de piedra caliza recorren el extremo oriental de la Costa Jurásica y se adentran en el mar en un bonito contraste con el intenso verde de los paisajes que los rodean. Se cree que estas formaciones rocosas que se elevan sobre el agua estuvieron, en el pasado, conectadas con las famosas torres de tiza llamadas Needles, o agujas, ubicadas en la isla de Wight, aunque estas últimas se han ido erosionando a lo largo de miles de años.

Puedes llegar a Old Harry Rocks a través de un sendero de 1,6 kilómetros que sale desde la bahía de Studland y que permite contemplar bellas vistas panorámicas del litoral desde las cimas verdes de los acantilados. Si prefieres no tener que prepararte la comida, puedes acudir a los bonitos restaurantes y cafeterías de Studland, a poca distancia de allí.

Si te gusta el arte, el parque Sculpture by the Lakes es una oportunidad estupenda para disfrutar de un entorno único al aire libre. El recinto es obra del prestigioso escultor contemporáneo británico Simon Gudgeon y su esposa Monique, y en él el paisaje cobra vida a través de estanques cuya belleza se complementa con obras de arte.

Con una extensión de más de diez hectáreas de tranquilas zonas de hierba, numerosos rincones ocultos tientan al visitante a sentarse a descansar y sumergirse en la serenidad del entorno. Por si esto fuera poco, Sculpture by the Lakes acoge el exclusivo Gallery Cafe, en el que se sirven distintos platos caseros y bebidas de producción local.

El fuerte de Northe se encuentra en el extremo de la bahía de Weymouth, con vistas a la Costa Jurásica y al canal de la Mancha. Aunque se construyó originalmente en el año 1859 para defender la zona frente a una posible invasión francesa, también se usó en las dos Guerras Mundiales como importante centro de entrenamiento y puesto fronterizo.

Tras un periodo de abandono, posteriormente se restauró y se convirtió en una popular atracción turística, que, en la actualidad, cuenta con un museo de historia militar y bonitas zonas de pícnic a lo largo de las murallas. Además, el recinto acoge también producciones teatrales y actuaciones musicales. También cuenta con una cafetería, el Fort View Café, que sirve tés y tartas.

La playa de Weymouth destaca como una de las mejores de Dorset. Este lugar, con un inmaculado paisaje de arena que recorre la bahía, se hizo célebre en su momento por ser uno de los favoritos del rey Jorge III, que adoraba las aguas vírgenes de esta región. Con el paso del tiempo, su popularidad como localidad costera turística no hizo más que crecer y, en la actualidad, Weymouth Pier es un próspero destino para ir de compras, cenar y tomar el sol.

Está situada junto al centro de la ciudad y es fantástica para nadar gracias a unas aguas tranquilas y poco profundas. Si vienes en verano con la familia, podréis asistir a una variada programación de festivales culturales, espectáculos tradicionales de marionetas y paseos en burro.

La atracción Exbury Gardens & Steam Railway es una experiencia al aire libre que te llevará a conocer lo mejor de la región de Dorset. Fue inaugurada en 1919 y sus terrenos cuentan con casi 81 hectáreas de jardines perfectamente cuidados que incluyen de todo, desde frondosos bosques hasta hermosas secciones de flores silvestres. El recinto está bordeado por el río Beaulieu e incluye un laberinto de bonitos senderos que serpentean por numerosos parterres y estanques de peces koi.

Pero los Exbury Gardens también permiten montar en un ferrocarril de vapor original. Con salida en la estación central de Exbury, el trayecto recorre jardines a los que no se puede acceder de otro modo, y durante el paseo podrás mirar por las ventanillas y contemplar una amplia variedad de especies extraordinarias de flora y fauna. Las instalaciones cuentan con un moderno restaurante, una cafetería al aire libre y parques infantiles.

El puerto de Poole es un destino muy popular entre aquellos que desean escapar de la ciudad y disfrutar del mar. Como es el puerto natural más grande de Europa, el abanico de actividades al aire libre es muy variado, por lo que se trata de un buen lugar para pasar un fin de semana al sol. Hasta aquí llegan también los aficionados a la navegación y los deportes acuáticos, por lo que el puerto deportivo suele estar repleto de yates lujosos.

Además, la zona es un área de conservación local muy importante, ya que los marjales de los alrededores rebosan de aves y plantas autóctonas. Si te gusta caminar, encontrarás diversos senderos costeros de primer nivel en los que podrás descubrir hasta qué punto se ha logrado conservar la costa de Dorset y contemplar vistas espectaculares que alcanzan la isla de Brownsea.

Monkey World es uno de los principales refugios y centros de rescate de monos del mundo. Este prestigioso parque ocupa las 26 hectáreas de terrenos naturales de Tout Hill y acoge a más de 250 monos y simios rescatados de 20 especies únicas. En él verás el grupo de chimpancés más grande ubicado fuera de África y el único criadero de orangutanes de Europa.

Podrás observar a estos maravillosos primates desde distintos miradores de interior y exterior, y asistir a las charlas regulares de los cuidadores, que ofrecen detalles sorprendentes acerca de las iniciativas de conservación del lugar. Las instalaciones incluyen dos parques infantiles al aire libre, zonas de pícnic y senderos naturales, así como varios puestos de comida y cafeterías.

La isla de Brownsea, perfecta para una excursión de un día desde Bournemouth, solo es accesible mediante el ferri panorámico que sale cada media hora del cercano embarcadero de Sandbanks. El trayecto dura diez minutos y permite disfrutar de hermosas vistas a Poole y la isla.

Una vez aquí, podrás recorrer sus frondosos senderos e incluso observar ciervos y ardillas rojas, una especie en peligro de extinción. Detente también a contemplar las históricas iglesias y casas, la mayoría construidas a orillas de la bahía. La isla de Brownsea es un lugar idóneo para hacer un pícnic, así que no te olvides de llevar todo lo necesario. También se puede acampar, una forma de alojamiento pintoresca a la vez que económica.

Alum Chine se encuentra al oeste de Bournemouth y es perfecta para aquellos que buscan escapar de las multitudes de esta ciudad y de Boscombe o quieren llevar a los niños a un sitio divertido. Y es que esta playa cuenta con un parque infantil de temática pirata y numerosos puestos de helados.

Para los mayores, hay un jardín tropical en la zona y coquetas casetas de colores que se pueden alquilar. Por cierto, los atardeceres son espectaculares en Alum Chine.

Visitar el Museo y Galería de Arte Russell-Cotes es una visita imprescindible durante tu estancia en Bournemouth, independientemente del tiempo que haga. Esta impresionante villa, ubicada sobre el East Cliff, perteneció a los coleccionistas Merton y Annie Russell-Cotes.

Esta pareja aficionada a los viajes llenó su casa de una notable colección de arte, esculturas y objetos culturales que fueron adquiriendo por todo el mundo. Después, la propia vivienda quedó congelada en el tiempo hasta convertirse en una de las casas históricas más fascinantes del país. Actualmente, se celebran exposiciones, visitas guiadas y charlas con frecuencia. Y lo mejor de todo es que, cuando termines de descubrir maravillas de arte prerrafaelita o recuerdos japoneses, entre otros, puedes disfrutar de las espléndidas vistas al mar desde la cafetería que hay en las propias instalaciones.