8 actividades para hacer en Saint-Tropez

En la antigua plaza original del mercado matinal, en la zona del Puerto Viejo, podrás entrar en contacto con el lado más modesto de Saint-Tropez. Se trata de una alternativa fantástica al glamour y el brillo de las playas y los bares de la ciudad.

Aquí podrás curiosear en los puestos donde se exhiben deliciosos productos frescos del sur de Francia, privilegiados por la riqueza del sol mediterráneo. Si tu alojamiento dispone de cocina, puedes llevarte materia prima para organizar tu propio festín francés. Eso sí, deja tiempo para tomar un café y contemplar cómo la gente viene y va desde la terraza del famoso y cercano Café Senequier.

Saint-Tropez atrae en masa a la jet set por su sol, mar y arena, y la playa de Pampelonne es el rincón más de moda. El lugar se halla enclavado en una bonita bahía cerca del pueblo de Ramatuelle y es el tramo de arena más largo y popular de la ciudad.

Aunque Pampelonne es famosa por sus exclusivos clubes repletos de famosos de primera plana, no tendrás problema para encontrar un hueco en la arena donde colocar tu toalla o alquilar una tumbona. Si no te atrae Pampelonne, encontrarás otras muchas playas públicas dentro y fuera de Saint-Tropez igualmente bellas, incluidas las de Bouillabaisse y las Salinas.

El Museo de Historia Marítima de Saint-Tropez muestra la rica y duradera relación entre la ciudad y el mar, que se inició mucho antes de la reciente catalogación de este rincón francés como destino de moda para visitantes adinerados. El museo está ubicado en un fotogénico rincón, en las mazmorras de la ciudadela.

Tras examinar las exposiciones de artefactos relacionados con los viajes que recorrieron la costa francesa y otros confines, continúa explorando esta espectacular estructura del siglo XVII, con miradores que regalan inolvidables vistas al mar y las montañas.

La Ponche constituye el casco antiguo de Saint-Tropez y desprende ese encanto que se suele imaginar al pensar en la magia y la idiosincrasia del sur de Francia. Aquí podrás perderte en callejones estrechos bordeados de edificios de tonos pastel que van a morir a más y más calles, y escuchar el sonido de tus pasos sobre los adoquines mientras disfrutas de la belleza que te rodea.

Entre las atracciones que te saldrán al paso destaca la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, pero también encontrarás una excelente oferta de restaurantes, bares y cafeterías en un barrio bullicioso con mucho ambiente del que no querrás salir.

El mejor lugar para comprar productos locales en Saint-Tropez es, sin duda, el mercado de la Place des Lices. Gourmets y no tan gourmets suelen decir que la Provenza es el mejor lugar de Francia (según muchos, incluso de Europa) para comprar queso, carne, pan, pasteles y otras exquisiteces. Y de todos los mercados, el de Place des Lices tiene la crème de la crème.

Tiene lugar dos veces por semana y comprobarás que es el sitio perfecto para comprar todo lo que necesitas si tu alojamiento cuenta con cocina o buscas comida para disfrutar de un pícnic improvisado. También hay puestos con menaje y piezas artesanas que merece la pena descubrir. Eso sí, te recomendamos llegar bien temprano.

El Museo de la Policía y el Cine está ubicado en una antigua comisaría y describe las raíces cinematográficas de la ciudad. Constituye un buen testimonio de la larga, rica e intensa historia de la producción de películas en Saint-Tropez y de cómo la ciudad se convirtió en un núcleo cinematográfico y artístico.

En sus exposiciones descubrirás los distintos largometrajes que se han realizado en la localidad y en los alrededores. En un bonito giro que rinde homenaje al pasado del recinto, también se describe cómo se ha representado el cuerpo policial en las películas a lo largo de los años. Asimismo, encontrarás muestras centradas en los diversos mitos que rodean al glamour del prestigioso sector cinematográfico de la región.

Pocos lugares hay más bonitos para sumergirse en la cultura gala que el bonito muelle de Saint-Tropez. Y, de entre todas las actividades que mejor describen a los franceses, destaca, sin duda, el ritual del aperitivo antes de la cena, profundamente enraizado en la cultura local. Por algo han acuñado la expresión l’heure d’apéro, "la hora del aperitivo".

El Café Senequier, que abre desde bien temprano hasta la madrugada, es un buen lugar para tomar algo refrescante mientras ves cómo el sol se funde con el horizonte de la Costa Azul. Otra buena opción es el Bar du Port, muy moderno y con terraza.

El Carré Sainte Maxime es un teatro multidisciplinar situado en la ciudad homónima, a media hora en coche al norte de Saint-Tropez. Si buscas una noche tranquila y cultural después de mucho sol y varias noches de fiesta en la zona, estás de suerte.

Aquí encontrarás un programa ecléctico de eventos en cualquier época del año, desde danza hasta representaciones teatrales, actuaciones musicales en directo e incluso espectáculos circenses. El recinto abre literalmente todos los días del año.