9 escapadas para todos los bolsillos en Europa

La República Checa es uno de los países más jóvenes de Europa, si bien el territorio que abarca posee una historia extensa y fascinante. Su capital, Praga, atesora la grandeza gótica más sobrecogedora, con algunas de las iglesias, fuentes y plazas más hermosas de Europa. Al barrio de la Ciudad Vieja le sobran joyas por descubrir, por no mencionar sus bulliciosos mercados y su animada vida nocturna.

Si prefieres evitar las multitudes propias de una capital como esta, pon rumbo a Brno. A tan solo unas horas hacia el sur de Praga, fue un emplazamiento clave durante la época del Imperio austrohúngaro. Su arquitectura y restaurantes no tienen nada que envidiarle a su vecina más famosa; eso sí, aquí suman un punto de tranquilidad (¡y también de vistosidad para los bolsillos más ajustados!).

Rumanía no solo te brinda un viaje barato, sino también de lo más original. Este país del sudeste europeo es perfecto para explorar ciudades de montaña y antiguos castillos repletos de leyendas y mitos entrelazados en sus muros.

Para vivir la escapada en familia más divertida (y también la más económica), la segunda urbe más grande del país, Cluj-Napoca, abriga numerosos monumentos históricos y, como ciudad universitaria, su población está caracterizada por un ambiente joven y desenfadado. Por si fuera poco, también se encuentra a los pies de las montañas de Transilvania. Aprovecha para hacer una excursión al castillo de Bran y descubre las leyendas de Vlad el Empalador, figura en quien se inspiró el escritor Bram Stoker al crear su personaje más famoso: el conde Drácula.

Puede que creas que Francia es un destino de vacaciones algo caro, pero lo que tal vez no sepas es que dispone de muchísimas opciones para quienes viajan con un presupuesto más limitado. Aprovecha para embarcarte en un viaje por carretera por las zonas rurales de las regiones centrales, como Ardeche o Ariege, y maravíllate con los paisajes naturales, la magnífica gastronomía y los alojamientos asequibles. La zona que rodea Auvernia-Ródano-Alpes es muy conocida por sus aguas termales naturales, con ciudades famosas por sus balnearios, como Vichy, muy populares entre los viajeros que no quieren gastar demasiado. Haz un alto en las pastelerías para degustar cruasanes recién horneados y recolecta tu propio vino directamente desde los viñedos.

Si lo que te apetece es un poquito de playa, la región de Bretaña, al norte, es tu sitio. Eso sí, aléjate de enclaves algo más glamurosos, como el monte Saint-Michel (a no ser que cambies de opinión y decidas gastar algo más...). Incluso el sur de Francia, a lo largo de la costa Azul, es factible, aunque quizás sea más recomendable alojarte en el interior del país y alquilar un coche para no derrochar demasiado.

Eslovaquia está dotada de amplios parajes de la naturaleza más hermosa y multitud de actividades al aire libre. Los Altos Tatras, que forman un borde natural con Polonia, se tratan de parques nacionales protegidos a ambos lados de la frontera. En verano te esperan lagos glaciares y montañas infinitas, mientras que el invierno es la época perfecta para calzarte los esquís y practicar deportes de nieve.

El parque nacional del Paraíso Eslovaco está salpicado de pasmosas cascadas y profundas cavernas, mientras que la cordillera del Karst eslovaco, con sus numerosas cuevas y abismos, ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Cuando llegue la navidad, la capital eslovaca, Bratislava, es un destino acertadísimo (y barato). Las vacaciones de final de año gozan de mucha importancia en la ciudad, y así lo reflejan sus mercados y festivales religiosos, que se celebran a lo largo de todo el mes de diciembre.

En Bulgaria no te van a faltar cosas que ver (y que hacer) sin importar la época del año en la que vayas. Sofía, su espectacular capital, es siempre una apuesta segura. Si viajas en verano, te recomendamos explorar la costa búlgara del mar Negro; y, para quienes visiten el país en invierno, hay ciudades en la cordillera de los Balcanes, como Bansko, donde vivir aventuras en las que disfrutar de las montañas más espectaculares.

Otros de los puntos fuertes del país son su artesanía y su cocina asequibles, gracias a los expertos que confeccionan la primera y a una cultura que aúna raíces griegas, eslavas y otomanas. Si estás buscando dónde asentarte durante unos días, Balchik, una pequeña ciudad costera en el mar Negro, no te defraudará. Este antiguo puerto pesquero erigido en acantilados se trata de un emplazamiento junto al mar de lo más pintoresco, con historia y cultura de sobra en las que sumergirte cuando te canses de tomar el sol.

Polonia, ese intrigante país con una historia de lo más épica, propia de toda nación europea. Explora castillos de estilo gótico, montañas de picos nevados e incluso algunas playas de arena en la costa báltica. Si bien muchas personas asocian Polonia con Europa del Este, en realidad se encuentra en Europa central, con una población joven instruida muy orgullosa de la herencia del país al tiempo que muy centrada en el futuro.

Si bien la capital, Varsovia, sigue conservando características de la arquitectura austera y funcional de la era soviética, la antigua ciudad de Cracovia fascina a todos sus turistas. Las calles empedradas y la arquitectura renacentista crean el telón de fondo ideal para las mejores fotos que cualquier álbum pueda soñar. Y, si lo que andas buscando es descansar y desconectar, los paisajes naturales de Zakopane, situada en los montes Tatras, acabarán por cautivarte (¡aún más!).

Aunque Albania es uno de los países más pobres de Europa, también es uno de los más hospitalarios. Esta nación balcánica costera alberga tanto montañas como playas (¡obviamente!), además de multitud de atractivos salpicados por su modesto territorio. Si te apetece una escapada al mar, la Riviera albanesa ofrece largos tramos de arena comparables a los de Italia y Croacia, solo que mucho más baratos. La playa de Dhërmiu es una de nuestras favoritas, y es que, si optas por visitar este enclave, tendrás al alcance de la mano todo lo que puedas necesitar para una semana inolvidable en el Mediterráneo.

Si te apetece deleitarte con parajes de naturaleza inmaculada, dirígete al parque nacional de Butrinto, al sur de Albania. Se ubica en la frontera con Grecia, y es hogar de islas despobladas, lagos de agua fresca y amplias extensiones de bosque.

Hungría es el destino perfecto para tu bolsillo, con Budapest como su atractivo estrella. Esta magnífica ciudad y destacada capital europea rebosa belleza y cultura, con puntos como la plaza de los Héroes o el edificio del Parlamento, que no tienen pérdida alguna. Además, tendrás la oportunidad de vislumbrar la ciudad desde las aguas: pasea en autobús acuático por el Danubio, uno de los ríos más largos de Europa.

Pero, por supuesto, una cosa no quita la otra: hay ciudades más pequeñas en Hungría que merecen la pena de sobra, como Eger, enclavada entre las montañas y con un imponente castillo, o el espectacular lago Balatón. Si quieres probar los platos típicos de la cocina húngara, prepárate, porque su rica historia culinaria y sus deliciosos vinos Tokaji enamorarán a tu paladar.

La reputación de Lituania como destino ideal para todos los bolsillos en Europa del Este está cada vez más consolidada. Son muchas las personas que acuden a este país atraídas por su enigmática capital, Vilna. Aunque, por otra parte, si buscas una escapada en la que relajarte, baraja la posibilidad de un viaje a la playa a lo largo de los más de 70 kilómetros de costa báltica intercalados entre Letonia y el exclave ruso de Kaliningrado.

La ciudad costera de Palanga es una de las ciudades turísticas a orillas del mar más populares de Lituania. Es cobijo de restaurantes, bares y actividades para toda la familia, por no mencionar, por supuesto, su espléndida playa. Eso sí, viajar hasta las zonas costeras puede ser un poco engorroso, por lo que, si tu escapada no es muy larga, probablemente sea mejor explorar la capital. En su casco antiguo, las calles empedradas y el esplendor arquitectónico lo alzan como uno de los más auténticos de Europa oriental. Aunque Riga, su vecina letona, se empeñe en hacerle sombra a Vilna, una cosa es segura: en la capital lituana disfrutarás no solo de más paz, ¡sino también de precios más bajos!