10 pueblos que no puedes perderte en Mallorca

Valldemossa está situada en la Sierra de Tramontana, lo que la convierte en la localidad más elevada de Mallorca. Se trata de un destino que ha logrado conservar su encanto antiguo, con pasajes adoquinados, bonitas casas de piedra y jardines verticales. Este municipio ha atraído a muchas personalidades célebres a lo largo de los años, incluido el archiduque austríaco Luis Salvador y el compositor polaco Frédéric Chopin.

Uno de los lugares de interés más populares de Valldemossa es el monasterio cartesiano. Aunque comenzó como tal en 1399, entre los años 1838 y 1839 fue la residencia de invierno de Chopin. Si lo tuyo es la aventura, en Valldemossa tienes un punto de partida perfecto para salir a subir los numerosos picos de la cordillera de Tramontana. ¿Te gustan los retos? En ese caso, te recomendamos la ruta de 16 kilómetros de longitud hasta la cima del Puig des Teix. Podrás contemplar vistas espectaculares de las montañas.

Deyá, o Deià, es una bonita aldea costera ubicada en el litoral oeste de Mallorca. Se caracteriza por casas de color arcilla con persianas de intenso verde. Gracias a unas ampliaciones urbanas cuidadosamente controladas, este municipio ha conseguido preservar su encanto de otra época y una belleza muy particular que enamoró al poeta y artista Robert Graves hasta el punto de que decidió mudarse aquí a vivir. De hecho, es posible visitar su casa, la cual se ha convertido en un museo en el que se describe su vida en la localidad.

Hoy, Deyá sigue siendo refugio de artistas, algo que atestiguan sus numerosas galerías de arte y sus tiendas de regalos, todas ellas muy recomendables para redondear tu visita. Este pueblo es uno de los destinos favoritos de los ricos y los famosos, y por sus calles han transitado personalidades como Andrew Lloyd Webber, la princesa Diana o Kate Moss.

Fornaluch es una pintoresca aldea situada en la ladera del Puig Major, una montaña que forma parte de la Sierra de Tramontana. Se trata de un municipio tradicional cuyo origen se remonta a la Edad Media, por lo que podrás contemplar muchos edificios antiguos bordeando sus callejuelas, con adoquines desgastados por el paso del tiempo. En Fornaluch abundan las casas de estilo árabe con tejados de teja roja, persianas verdes y terrazas de madera.

Además, es un lugar fantástico para alojarse si planeas subir a los picos de la Sierra de Tramontana. ¿Buscas una forma más tranquila de disfrutar de las vistas? En ese caso, escoge las cafeterías y los bares de tapas que rodean la plaza de España, la explanada principal del pueblo.

Sóller es un bonito municipio rodeado por la Sierra de Tramontana, en la costa noroeste de Mallorca. Aquí disfrutarás de una atmósfera con mucho encanto realzada por estrechas callejuelas bordeadas de casas típicas, heladerías y cafeterías. Puedes empezar el día en la plaza de la Constitución, la principal explanada de la ciudad. Este lugar acoge la iglesia de Sant Bartomeu, un bello templo neogótico del siglo XIII cuyas torres diseñó un discípulo de Gaudí, Joan Rubid.

Una de las actividades más populares aquí es, sin duda, una excursión en el Tren Sóller, con un trayecto que sale desde el centro y llega hasta Puerto de Sóller. El paseo tarda unos 30 minutos y atraviesa la ciudad en bonitos vagones de madera.

Bañalbufar es un pequeño pueblo que fundaron los árabes en el siglo X. Rodeado por los espectaculares picos de la Sierra de Tramontana, es célebre por la arquitectura de sus orígenes, así como por sus terrazas de piedra, sus viñedos y una red de rutas de senderismo que ofrece vistas al Mediterráneo.

Las numerosas bodegas de la aldea se especializan en el vino blanco que se elabora con la uva malvasía, una variedad que gustaba al rey de Aragón en el siglo XVI. Uno de los lugares de interés histórico de Bañalbufar es la Torre de Ses Ànimes, o "torre de las almas", una estructura de vigilancia que se construyó para proteger el núcleo urbano de los ataques de los piratas. Si te gusta caminar, desde el centro del pueblo salen distintas rutas señalizadas hasta el litoral que se extiende a los pies de la Sierra de Tramontana.

Santanyí es un municipio ubicado en el entorno rural del sureste mallorquín, junto al parque natural de Mondragón. Es conocido por sus canteras de marés, un tipo de piedra arenisca dorada que se usó en la construcción de edificios emblemáticos como la catedral de Palma (La Seu), el Palacio Real de La Almudaina y el castillo de Bellver.

En Santanyí también verás muchas construcciones y calles adoquinadas con esta roca que se refugian bajo los restos de una muralla medieval del siglo XVI. Es fácil recorrer el pueblo a pie y, durante el paseo, te encontrarás con numerosas galerías de arte, bares de tapas y cafeterías con encanto en torno a la plaza Mayor. Desde este destino estarás a diez minutos en coche de las prístinas playas que hacen famosa a la isla, como Cala Santanyí y Cala Mondragó.

Alcudia es una localidad medieval situada a unos 54 kilómetros al norte de Palma de Mallorca. La fundaron los romanos en el año 123 a. C., pero se caracteriza por la abundancia de lugares de interés histórico que datan del siglo XIII. Aun así, podrás visitar vestigios de sus orígenes más remotos en su anfiteatro, el más pequeño de todo el país, y en las ruinas romanas de Pollentia, ambos a las afueras del casco urbano.

Alcudia cuenta con muchos servicios modernos gracias a su reputación como destino turístico en Mallorca. A solo un kilómetro y medio al sureste del municipio se encuentra Puerto de Alcudia, con un paseo peatonal repleto de excelentes bares, restaurantes y tiendas. Si vienes en verano, podrás disfrutar del sol y el agua en franjas de arena blanca de la bahía como la propia playa de Alcudia y la playa de Muro.

Capdepera es célebre por su cercanía a las bellas playas mallorquinas, aunque esta localidad en la cima de una colina tiene mucho para ver. Se fundó en el año 1300 d. C. y cuenta con murallas fortificadas que protegían a los habitantes de los ataques de los piratas en el siglo XVI. Uno de los lugares que no te puedes perder es el castillo de Capdepera, unas ruinas situadas en el pico del mismo nombre.

El municipio está, además, a diez minutos en coche de varias calas de arena, como Cala Agulla y Cala Ratjada. Si no quieres dejarte ningún centímetro de piel sin broncear, te recomendamos la Cala Torta, una franja en la que es posible hacer nudismo. Muchas de estas playas cuentan con servicios modernos, como tumbonas, sombrillas y chiringuitos.

Puerto de Pollensa es un popular municipio para viajeros que buscan pasar sus vacaciones de verano en Mallorca. Esta localidad septentrional se extiende sobre la bahía de Pollensa, lo que la convierte en un lugar popular para nadar, practicar piragüismo y pescar. También cuenta con un animado puerto deportivo, así como con tiendas, restaurantes, bares y complejos turísticos con vistas al océano.

Si te gusta el senderismo, este destino es perfecto para ello, sobre todo por el llamado Paseo de los Pinos, una ruta que cubre toda la playa D’Albercutx, en el extremo norte de la ciudad. Si te apetece realizar caminatas más complejas, te recomendamos el monte del Calvario, un tramo de 365 escalones que te permitirá disfrutar de vistas amplias desde la cima.

Artá está situado en la equina noreste de Mallorca, a los pies de la colina del Calvario. Esta aldea tradicional es conocida por su cerámica y sus cestas de mimbre, por lo que mucha gente acude a su mercado de artesanía los martes.

Hay varios lugares de interés histórico en torno al pequeño municipio, entre ellos, el santuario de Sant Salvador, un complejo de 4000 metros cuadrados que acoge una estatua de madera de la Virgen María y una iglesia neoclásica de 1832. Justo a las afueras de Artá se extiende también Ses Païsses, uno de los asentamientos talayóticos mejor conservados de Mallorca. Además, la localidad es un buen punto de partida para explorar las numerosas rutas de senderismo del parque natural de la Península de Levante.