Hotel histórico con las comodidades de un hotel reformado sin perder el encanto y el aire elegante de otros tiempos. Estupendos los dos restaurantes, especialmente el bistrot. No es la mejor habitación que he tenido en un 5 estrellas pero por el precio desde luego está más que bien y no se puede pedir más. La única pega es esa manía actual de juntar el baño con la habitación en un mismo espacio sin puertas (dejando únicamente independiente el inodoro, con una puerta de cristal opaco, eso sí). Realmente no entenderé jamás qué aporta esta distribución, si en las cada el baño es una estancia independiente de la habitación, por qué en un hotel ha de ser diferente?