Las 10 mejores cosas que hacer en Capri

La Piazzetta es un lugar imprescindible en Capri para practicar ese sano deporte de ver y dejarse ver. Puedes hacerlo con el expreso de la mañana o con un cóctel bien entrada la noche, y sumergirte en el ambiente festivo de la isla. Esta bulliciosa plaza está repleta de elegantes restaurantes italianos y cafeterías, en las que tanto visitantes como residentes se reúnen bajo una emblemática torre del reloj.

Si quieres aumentar las posibilidades de ver a los ricos y famosos, te recomendamos venir entre las 19:00 y las 21:00, cuando los excursionistas ya han vuelto a sus alojamientos. Algunas que otras celebridades también se dejan ver por las calles aledañas, que están repletas de exclusivas boutiques. Si las multitudes empiezan a agobiarte, sube a los miradores del acantilado cercano para disfrutar de unas vistas espectaculares del mar Tirreno.

La extraordinaria belleza de Capri se aprecia mejor a bordo de una embarcación en mitad del mar. Tanto si te decides por una visita organizada desde Marina Grande como si alquilas un bote y te lanzas a navegar por tu cuenta, podrás disfrutar de vistas maravillosas de la costa que rodea la isla.

Pasa por los arcos naturales de los célebres Faraglioni antes de dirigirte a la Gruta Azul y contemplar sus deslumbrantes aguas. Si no te apetece navegar, también puedes visitar esta cueva en autobús. Cuando el cuerpo te pida un baño refrescante, ten en cuenta que el esplendor natural de la Gruta Blanca y la Gruta Verde es muy similar, con el añadido de que allí no encontrarás multitudes de turistas.

El pequeño tamaño de los Jardines de Augusto queda perfectamente compensado con las vistas inolvidables de la bella costa del Tirreno que ofrece desde sus terrazas. Apartados en el extremo sur de la ciudad de Capri, estos bellos jardines botánicos acogen un vivo abanico de flora mediterránea en el que destacan los coloridos ejemplares de geranios y dalias. Su atractivo estético se ve realzado por majestuosas estatuas repartidas por el recinto, que Friedrich Alfred Krupp fundó a principios del siglo XX para adornar el hotel adyacente.

A pesar de su belleza botánica, casi todo el mundo viene aquí para disfrutar de las vistas que ofrecen las terrazas ubicadas al borde del acantilado en su extremo sur. Llévate una buena cámara porque podrás sacar fotos muy típicas de la isla, como los deslumbrantes tonos azules de sus aguas, los extraordinarios precipicios de perfil dentado y los famosos Faraglioni.

La playa Lido del Faro, junto al faro de Punta Carena, es un lugar muy apreciado por los napolitanos que aún no es muy conocido entre los turistas y se mantiene como un rincón idílico en el que extender la toalla y disfrutar de un día bajo el sol. Tras una tarde tranquila entre relajantes baños y los rayos del sol mediterráneo, dirígete al faro cercano para contemplar el atardecer sobre el mar.

Esta histórica torre se construyó para advertir a las naves mercantes sicilianas de las rocas traicioneras que se esconden bajo el agua. En la actualidad, también es el mejor lugar de Capri para asistir a la espectacular puesta de sol de la isla. La experiencia será aún más sublime si la acompañas con uno o dos cócteles en el Malibu Bar.

Desde los 589 metros de altura de la cima del monte Solaro, el punto más elevado de Capri, las vistas solo pueden ser extraordinarias. Desde aquí es posible ver casi todas las principales atracciones de la isla y, en los días de mayor visibilidad, incluso la bahía de Nápoles o la Costa Amalfitana.

El empinado ascenso de 90 minutos hasta allí puede ser una opción muy estimulante si quieres quemar alguna que otra caloría, pero también hay un novedoso telesilla que se ha hecho muy popular por los bonitos paisajes que permite contemplar durante el trayecto. Aprovecha la excursión para conocer Cetrella, una pequeña capilla que, en su momento, fue el hogar de un ermitaño de la zona. Decidas como decidas subir a este bonito pico, pasarás por la cercana ciudad de Anacapri a los pies de la montaña, a unos 15 minutos al oeste de la ciudad de Capri.

Marina Piccola está situada al final de la Via Krupp, un sendero donde siempre sopla el viento, y constituye el más pequeño de los dos puertos de Capri.

Aunque sus muelles solo acogen algunas embarcaciones, aquí acuden en tropel los bañistas que quieren broncearse en la mejor playa de arena de la isla. Y no nos extraña en absoluto, ya que el paisaje es deslumbrante y ofrece vistas ininterrumpidas de los célebres Faraglioni, que se elevan sobre el agua formando bellos arcos. También podrás ver la llamada "Roca de las Sirenas", el lugar en el que, según se cuenta, estas míticas criaturas seducían a Ulises con sus sensuales canciones.

Para evitar las multitudes, te recomendamos llegar temprano y marcharte antes de las 16:00, cuando la sombra comienza a envolver la bahía.

Via Krupp es un camino azotado por el viento que se excavó en el acantilado para conectar Marina Piccola con el Grand Hotel Quisisana. Aunque este histórico punto de referencia de Capri se acabó cerrando al público ante el peligro de desprendimientos rocosos, es un fascinante hito de la ingeniería que merece la pena conocer. El sendero realiza varias curvas impresionantes que permiten salvar un desnivel de cerca de 100 metros en un espacio muy reducido.

El empresario industrial alemán Friedrich Alfred Krupp ordenó que se construyera para facilitar el acceso a su hotel. Posteriormente, Krupp lo utilizaría para escapar a la gruta de Fray Felice y mantener allí escarceos con jóvenes de la zona, lo que conllevó su expulsión del país.

Pocas calles italianas son tan opulentas como Via Tragara, y eso que el país presume de albergar numerosas residencias privadas verdaderamente fastuosas. Esta sinuosa calle peatonal con aroma a jazmín comienza un poco más allá de las exclusivas boutiques de diseño de Via Camerelle y está bordeada de las viviendas más elegantes de la isla. Durante el recorrido verás bellos jardines cuidados con mimo y majestuosas villas históricas, pero también paredes de ladrillo inundadas de buganvillas que esconden imponentes hoteles de 5 estrellas. Al otro lado se extienden vistas infinitas del deslumbrante mar Tirreno, cuyas aguas cristalinas añaden aún más valor a estos cotizados terrenos.

Pasear por la Via Tragara es una de las mejores formas de contemplar los Faraglioni y las bellas atracciones del litoral de Capri.

Villa Lysis es una suntuosa villa del siglo XX que, en su momento, frecuentaban los intelectuales, como escritores, poetas o artistas, para participar en charlas filosóficas informales. En la actualidad, sus paredes acogen una popular sala de exposiciones, y el edificio es una de las principales atracciones turísticas de la isla por sus frondosos jardines y su magnífico diseño arquitectónico. Comprobarás que se caracteriza por una combinación muy peculiar de elementos art nouveau, neoclásicos, griegos e incluso vieneses, con motivos florales y ornamentos en estuco que añaden un toque delicado al conjunto. Como ocurre con las estructuras más imponentes de Capri, el espléndido telón de fondo del mar completa el paisaje.

La mayoría de los visitantes combinan el recorrido por Lysis con una excursión por las ruinas del palacio romano Villa Jovis.

Como segundo municipio de Capri, Anacapri ofrece a los viajeros la oportunidad de alejarse de las multitudes de turistas que llenan la ciudad principal. A este pueblecito de ambiente tranquilo llegan pocos visitantes, por lo que su atmósfera es mucho más auténtica y, aunque no desprende el glamur de convivir con las celebridades, los restaurantes y las cafeterías familiares que ocupan sus pintorescas plazas son ideales para pasar la tarde.

En sus calles también encontrarás varias tiendecitas artesanales por si te apetece comprar algún recuerdo de tus vacaciones.

Anacapri está a solo 15 minutos en autobús desde la ciudad de Capri por una sinuosa carretera de montaña.