9 actividades económicas en Dublín

Cerca de la concurrida Grafton Street se encuentra St. Stephen's Green, un parque público de estilo victoriano que supera las nueve hectáreas de extensión. A lo largo de sus más de 400 años de historia, este pulmón de la ciudad ha cumplido diferentes funciones, puesto que ha sido tanto parque privado como campo de batalla en un alzamiento. Actualmente, es el refugio perfecto donde apartarse por un momento del frenético ritmo de la ciudad.

Mientras recorres los tres kilómetros y medio de senderos que surcan el parque, podrás ver estatuas y obras que representan personajes y eventos históricos importantes de la cultura irlandesa. En el recinto también encontrarás un parque infantil e incluso un jardín especialmente diseñado para personas con discapacidad visual, con plantas aromáticas e información en braille. En verano te recomendamos visitar el parque alrededor del mediodía, pues así podrás disfrutar de un concierto gratuito a la hora del almuerzo.

Si las paredes del Gran Salón del castillo de Drimnagh, en el sudoeste de Dublín, pudieran hablar, contarían apasionantes historias sobre varias generaciones de familias del siglo XIII. Esta fortaleza con foso se utilizó como residencia por muchos años, hasta que la familia Hatch, los últimos moradores de esta soberbia edificación, se la vendió a la congregación de los Hermanos Cristianos en la década de 1950.

En la actualidad, este castillo bellamente restaurado está abierto al público, por lo que no dudes en acercarte a visitarlo. La entrada cuesta alrededor de cinco euros e incluye una visita guiada en la que los guías te transmitirán su entusiasmo por la historia de este lugar y te contarán un sinfín de detalles. Al finalizar, puedes recorrer los jardines del siglo XVII y subirte al puesto de vigilancia de la torre almenada para imaginarte cómo era la lujosa vida de los aristócratas normandos.

La Meeting House Square se encuentra en una ubicación idónea, entre el Instituto Fílmico de Irlanda, la Galería de Fotografía y el Archivo Nacional de Fotografía, por lo que puedes prepararte para una experiencia cargada de estímulos visuales tanto dentro como fuera de este peculiar espacio artístico. Te recomendamos consultar la agenda de la Meeting House Square, dado que aquí se celebran multitud de eventos, como proyecciones de películas, producciones teatrales o festivales. Además, muchos de ellos son gratuitos. Si bien es cierto que parte del encanto del clima dublinés es la lluvia, esta no siempre es la mejor compañera para una noche de cine al aire libre. En esta plaza del barrio cultural Temple Bar lo tienen todo pensado y por eso no te mojarás aunque llueva, ya que cuenta con gigantescos toldos en forma de paraguas que, una vez abiertos, cubren toda la superficie.

A diez kilómetros de distancia y a solo 25 minutos en el tren DART desde el centro de Dublín, te espera una refrescante escapada de la ciudad: los muelles de Dún Laoghaire. Aquí podrás admirar los yates que surcan la bahía de Dublín mientras recorres el paseo del muelle este o East Pier, de más de un kilómetro de largo. Después de llegar hasta el faro, puedes regalarte un helado de la heladería Teddy's o acercarte a la zona de baño Forty Foot para nadar en las aguas del Atlántico. Si tu visita cae en domingo, no te pierdas el animado mercado de agricultores en el parque People's Park.

Deambular por las calles mientras picoteas tu ración de fish and chips del Burdock, envuelta en un práctico cucurucho de papel, sin duda será uno de los puntos fuertes de tu viaje a Dublín, pues no hay nada más típico que este plato de pescado con patatas fritas. Además, las raciones que se sirven en Leo Burdock son todo un clásico para visitantes y locales desde su apertura en Christchurch hace más de un siglo. Desde entonces, este exitoso establecimiento ha crecido hasta convertirse en una franquicia que cuenta ya con varios locales.

Ya sea por su crujiente rebozado o por sus deliciosas patatas, se puede decir que a lo largo de los años ha hecho cola para degustar los fish and chips del Burdock todo tipo de personas, desde los dublineses más humildes durante la hambruna de la década de 1930 hasta personajes famosos como Enya, los miembros de U2, Patrick Stewart y Charlize Theron. Nuestra recomendación es que, si quieres conocer el verdadero sabor del "caviar de Dublín", no te vayas sin probar la versión con bacalao fresco.

Al observar el imponente edificio gris y antiguo hospital del siglo XVII que ahora alberga el museo de arte moderno de Irlanda o IMMA, no puedes hacerte una idea de las audaces y atrevidas obras, osadas incluso, que te esperan en su interior.

Adéntrate en este museo para ver una gran colección de más de 3000 obras de arte moderno de todo el mundo, algunas de artistas locales como el pintor Jack Butler Yeats y el artista conceptual Les Levine. La entrada es gratuita, pero las exposiciones especiales son de pago, excepto los martes, cuando todo el complejo se puede visitar de forma gratuita. Al finalizar la visita resérvate un poco de tiempo para recorrer el jardín formal del hospital real, justo al lado.

Dublín no es el destino más económico para salir de fiesta, pero ofrece una vida nocturna tan animada que es imposible quedarse en casa. Busca los bares y pubs que frecuentan los estudiantes para disfrutar de una noche de juerga a precios económicos. Los bares de Harcourt Street, como Dicey's Garden, tienen ofertas especiales en bebidas y Cassidy's Bar, en Westmoreland Street, ofrece una amplia selección de cervezas artesanales y es muy conocido entre los estudiantes.

Si lo que buscas es la pinta más barata de la ciudad, la oferta definitiva, acércate a The Bernard Shaw, un bar vanguardista y artístico con paredes decoradas con grafitis en South Richmond Street. Con su ecológica promoción "bin it to win it", que podríamos traducir como "quien lo tira al contenedor lo gana", ofrecen cerveza gratis a los que llenen una bolsa de basura recogiendo desperdicios del Gran canal.

A solo 15 kilómetros al noreste de Dublín se encuentra el cabo de Howth, una península desde la que se pueden apreciar unas vistas espectaculares de la costa irlandesa. Si eres un ciclista experimentado, anímate a recorrer el cabo en bicicleta y prepárate para la subida hasta la cima. Es mejor salir temprano, antes de que los estrechos senderos se llenen de peatones. Si, en cambio, prefieres un día en la bici más relajado, puedes recorrer Howth, un pueblo de pescadores con interés histórico, y hacer paradas en el pub Abbey Tavern o en el mercado que se celebra en el puerto.

Para conocer Howth un poco más, te recomendamos hacer una ruta panorámica de aproximadamente 13 kilómetros saliendo del castillo de Malahide y siguiendo la carretera de la costa pasando por Portmarnock y Sutton Cross. Tanto en el pueblo de Howth como en el castillo de Malahide encontrarás opciones para alquilar bicicletas.

Tómate un descanso del bullicio y el ajetreo de la ciudad en el Jardín Botánico Nacional, un paraíso natural con miles de flores y plantas. Podrías pasar aquí fácilmente horas explorando los estanques, las fuentes y la variedad de jardines del complejo, como los jardines rocosos o los de coloridas rosas.

Asómate a los preciosos invernaderos de techo curvo para ver las palmeras tropicales, las orquídeas y los cactus que forman las prósperas colecciones de árboles y plantas de interior. La entrada es gratuita y también encontrarás un centro de visitantes con más información sobre los 200 años de investigación y conservación botánicas del jardín.