10 actividades para hacer en Santorini

La plaza Theotokopoulou es la explanada principal de Fira, la ciudad más grande de Santorini. Aquí acuden los residentes para reunirse y charlar, a veces comer algo del pequeño mercado al aire libre o, sencillamente, descansar en los bancos y contemplar las espectaculares vistas al cráter. En un extremo de esta plaza rectangular se eleva la impresionante catedral Metropolitana Ortodoxa, así como varios bancos, farmacias, tiendas, galerías, cafeterías y restaurantes. Comprobarás que es un rincón muy animado, sobre todo en temporada alta, y de aquí sale un bonito laberinto de callejuelas y escaleras que llevan a otras partes de la localidad.

La isla de Santorini se extiende por una ladera de un gigantesco volcán parcialmente sumergido, y la laguna que ocupa el centro del archipiélago es, en realidad, su cráter. No dejes pasar la oportunidad de reservar un crucero por la zona porque es un lugar precioso para visitar. Puedes realizar este desplazamiento en todo tipo de embarcaciones, desde sencillos ferris hasta yates de lujo. Además de la oportunidad de ver el bello litoral de Santorini desde una perspectiva distinta y pasar un día en el mar Egeo, la mayoría de las excursiones también ofrecen la posibilidad de nadar en las aguas termales que generan las fumarolas. Su temperatura suele ser más templada que caliente y, aunque el agua de color rojizo te manchará el bañador, no dudes en disfrutar de esta experiencia inolvidable.

La ruta de tres horas entre Fira y Oia te regalará algunas de las imágenes más bellas de las islas griegas y muchos seguidores en tu cuenta de Instagram. Con unos 10 kilómetros de longitud y algunos tramos complicados, no es un paseo fácil. Sin embargo, la ruta está bien señalizada y atraviesa un par de pueblos, así que tampoco es necesario ser un aguerrido senderista para disfrutar de ella. A fin de evitar las horas más calurosas del día, lo mejor es salir temprano por la mañana o bien entrada la tarde.

Pyrgos Kallistis es un tranquilo pueblo situado a 7 kilómetros al sur de Fira, uno de esos pocos rincones de Santorini al que casi no ha llegado el turismo, en parte gracias a que se trata de un lugar protegido. Es un sitio perfecto para caminar y contemplar la arquitectura tradicional de la isla y las estrechas callejuelas que serpentean entre tiendas, iglesias, galerías, museos y restaurantes. En la mayoría de los establecimientos se sirven los deliciosos tomatokeftedes, una especialidad local que se elabora con tomates aplastados o triturados fritos en aceite. Te recomendamos acudir a los bares y restaurantes instalados en las azoteas que rodean las ruinas del castillo de Pyrgos, desde donde podrás contemplar unas vistas espectaculares hasta Oia, sobre todo al atardecer.

El monasterio del Profeta Elías, o Moni Profiti Ilia, es una estructura similar a una fortaleza que ocupa el punto más alto de Santorini, a unos 565 metros sobre el nivel del mar, por lo que podrás ver casi todo el archipiélago desde sus balcones y pasarelas. El monasterio se construyó en torno al año 1711 y, en su momento, fue un lugar de abundancia y poder. Ya no es tan influyente y los bellos edificios cicládicos reflejan los daños que sufrieron durante el terremoto de 1956, aunque aún esconden extraordinarios frescos, artefactos religiosos singulares y antiguas esculturas bizantinas. La subida a pie hasta este lugar es espectacular y algo complicada, pero también puedes ir en coche por una carretera asfaltada de 3 kilómetros en dirección sudeste desde Pyrgos. Si te entra hambre o sed durante la visita, puedes comprarle un refrigerio a los monjes.

Se sabe que el sector vinícola se inició en Santorini allá por el año 1200 a. C., y hay pruebas que sugieren que pudo funcionar incluso cinco siglos antes. El método local de cultivo es cortar las vides hasta casi el suelo y, a continuación, trenzarlas en pequeñas cestas con las uvas en el interior para protegerlas de los fuertes vientos y la dura arena volcánica. La uva blanca autóctona assyrtiko es la variedad que más se cultiva, y con ella se elabora un caldo extremadamente seco con matices cítricos y terrosos. Puedes conocer más detalles sobre el original proceso de fabricación del vino en Santorini y probar el producto final en uno de los recorridos con cata que organiza, por ejemplo, la bodega Boutari, en la aldea tradicional de Megalochori. Además, este es uno de los muchos puntos de la isla perfectos para admirar la puesta de sol.

A la antigua ciudad minoica de Akrotiri, en la costa sur de Santorini, se la suele llamar la "Pompeya griega" y, al igual que su hermana más famosa, Akrotiri quedó arrasada y curiosamente preservada por los efectos de una devastadora erupción volcánica, que tuvo lugar en algún momento entre los años 1642 y 1540 a. C. Aunque las fechas no encajan, algunos creen que este lugar podría ser la ciudad perdida de Atlántida que describió el filósofo Platón. Recorrer los restos bien conservados de este asentamiento de la Edad de Bronce es una experiencia verdaderamente inolvidable, ya que los edificios, los frescos, la cerámica y los muebles se han mantenido en condiciones sorprendentemente buenas. A diferencia de Pompeya, aquí no se han encontrado restos humanos y puede ser una actividad más adecuada para toda la familia.

Debido a los guijarros que cubren la orilla y la presencia de pocos servicios en los alrededores, podría parecer que a la playa Roja no debería corresponderle mención alguna en las listas de imprescindibles de los profesionales del bronceado. Sin embargo, siempre se llena en temporada alta porque hace honor a su nombre: es extremadamente roja. La estrecha franja de arena está respaldada por altos acantilados de tonos rojizos que, poco a poco, se mezclan con el negro y, de forma repentina, con el blanco. El mar aquí es bello y cristalino, con un profundo color turquesa que contrasta con los muros de piedra para componer la foto perfecta de Instagram. El trayecto de bajada hasta la playa es breve pero accidentado, así que no olvides llevar buen calzado.

Esta es, sin duda, una actividad imprescindible si viajas a Santorini. Aunque te alojes en el lado este de la isla, no dejes pasar la oportunidad de acercarte al oeste al menos una vez durante tus vacaciones. De todas las vistas increíbles que te esperan en este bello destino griego, las más emblemáticas se encuentran en el pueblo septentrional de Oia. Las casas de paredes encaladas con cúpulas y persianas en azul intenso convierten este lugar en uno de los más fotografiados en Instagram de todo el país y de todo el mundo.

Comprobarás que, si la localidad ya es bella durante el día, lo mejor llega con el atardecer, cuando el sol se pone en el horizonte y comienzan a encenderse las luces de las viviendas que se derraman por la ladera. Es un momento mágico y también muy popular, así que no esperes encontrar soledad en los estrechos callejones de la localidad, y menos aún a última hora de la tarde.

Como destino popular entre la gente joven, sería lógico pensar que Santorini ofrece una animada oferta de ocio nocturno, sobre todo en su capital, Fira. Lo cierto es que, aunque existen algunos locales, sobre todo en una pequeña zona al norte de la plaza Theotokopoulou, la selección es algo limitada. A pesar de ello, si buscas salir de marcha hasta el amanecer, encontrarás discotecas emblemáticas como el Enigma Club. Si te apetece probar algo más sofisticado, en MoMix podrás saborear unos cócteles excelentes. También encontrarás opciones más tranquilas y románticas, como Franco’s Bar, un lugar con vistas maravillosas y música clásica. Y permítenos un consejo: no es lugar para tacones. Las callejuelas adoquinadas y los altos peldaños de Fira pueden jugarles malas pasadas a tus tobillos si planeas ir de bar en bar.