Las carreteras conocidas como las Corniches (literalmente, "las cornisas") son tres rutas que recorren la Costa Azul, en el sureste de Francia. Una de las más populares es la de la Basse Corniche, una vía costera de 30 kilómetros de longitud que comienza en Niza y finaliza en Menton.
Las Corniches comunican con playas impolutas, complejos turísticos de lujo y poblaciones situadas en la cima de colinas, desde donde se pueden admirar unas vistas impresionantes de la Costa Azul y la Riviera italiana. Sigue leyendo nuestra guía para embarcarte en un pintoresco viaje por carretera con el que descubrirás desde la arquitectura medieval de Niza hasta los modernos casinos de Montecarlo.
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Niza
Una de las ciudades costeras más populares de Francia
La ciudad de Niza, en la Costa Azul, ofrece una magnífica mezcla de lujo a la antigua, encanto artístico y playas mediterráneas. Conocida también como Nissa la bella (literalmente, "Niza la bella"), este enclave costero goza de un clima agradable y cálido durante todo el año, ideal para las personas que disfrutan con las actividades en la playa y los atractivos turísticos.
El casco antiguo, situado en el extremo oriental de la bahía de los Ángeles, llama la atención por las callejuelas de adoquines, las casas con tejados rojos y los lugares de interés histórico, como la ópera y el palacio Lascaris. No dudes en subir a lo alto de la montaña del castillo para admirar las vistas de los jardines y la bahía de Niza.
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Villefranche
Diversión para toda la familia en la playa de Marinières
La bahía de Villefranche-sur-Mer se halla a unos siete kilómetros al este de Niza, en la Costa Azul. Aquí se encuentra uno de los puertos deportivos más grandes de Francia, al que se asoman un casco antiguo con vistosos colores, una sucesión de playas impolutas y un concurrido paseo marítimo. Durante la temporada de verano, de mayo a septiembre, la playa de Marinières se llena de familias debido a sus aguas poco profundas, ideales para nadar y disfrutar de actividades de ocio en la orilla. Los nadadores más experimentados pueden practicar buceo con esnórquel en las depresiones rocosas llenas de peces que se encuentran mar adentro.
También vale la pena pasear por el casco antiguo de Villefranche-sur-Mer para admirar las casas provenzales con balcones y cubiertas de tejas rojas, así como los interesantes edificios de los siglos XII y XIII, como la iglesia de San Miguel y la capilla de San Pedro.
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Beaulieu-sur-Mer
Villas exclusivas y restaurantes con vistas a Saint-Jean-Cap-Ferrat
Beaulieu-sur-Mer es una localidad costera situada entre Mónaco y Niza, llena de villas de lujo, parques y jardines impecables, y tiendas y restaurantes selectos con unas vistas magníficas del Mediterráneo y de la península de Saint-Jean-Cap-Ferrat. En verano, las playas con forma de media luna de la ciudad se llenan de viajeros aficionados al lujo, mientras que los puertos deportivos rebosan de yates privados.
Al este del centro de Beaulieu-sur-Mer se encuentra la playa de guijarros de la Petite Afrique, un agradable rincón a la sombra de las palmeras con un club, una zona de juegos para los más pequeños y un campo de vóley-playa. Además, la presencia de socorristas en la playa permite disfrutar con total tranquilidad de actividades como natación, esquí acuático, wakeboard y paddle surf.
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Èze-sur-Mer
Una playa solitaria en la costa sur de Francia
El arenal de Èze-sur-Mer, ubicado en un rincón apartado del litoral sureste de Francia, se distingue por su pintoresco paisaje montañoso, que se alza imponente como telón de fondo. Las aguas cristalinas del lugar atraen por igual a nadadores y buceadores con esnórquel, así como a veraneantes en busca de las vistas bonitas de las que se puede disfrutar desde las tumbonas de los restaurantes de la playa.
Èze-sur-Mer es relativamente tranquila durante todo el año, aunque suelen organizarse visitas a la zona desde ciudades cercanas como Niza y Mónaco. Además, hay un camino pedregoso que lleva a la pequeña localidad provenzal del mismo nombre, pero el ascenso puede ser bastante empinado, por lo que conviene llevar calzado adecuado.
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Èze
Un pueblecito con unas magníficas vistas al mar
La localidad de Èze se encuentra situada en lo alto de una colina, a 427 metros sobre el cabo Roux y el mar Mediterráneo. Se puede visitar desde Èze-sur-Mer a través del camino de Nietzsche, aunque requiere bastante resistencia física debido a su marcada pendiente. El pueblecito es ideal para un paseo a pie, ya que los vehículos motorizados tienen prohibido el acceso.
Por todas partes encontrarás soportales medievales, casas de piedra y plazoletas con fuentes, así como encantadoras galerías de arte y tiendas de recuerdos. No te pierdas el jardín exótico de Èze, que cuenta con una extensa colección de cactus, suculentas y vegetación peculiar en torno a las ruinas de un castillo.
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Cap d'Ail
Playas de guijarros y un mirador sobre la costa de Var
Cap d'Ail es una localidad costera moderna situada entre Mónaco y Niza, en el sureste de Francia. Es famosa por sus impecables playas de guijarros, incluidas la de la Mala, Pissarelles y Marquet.
Cuenta con un animado distrito comercial en la zona de Basse Corniche, así como un paseo marítimo que lleva hasta Mónaco. Encontrarás también numerosas villas de estilo belle époque de finales del siglo XIX y parques magníficos, como el de Sacha Guitry. En Cap d'Ail existe otro paseo marítimo que se extiende a lo largo de cuatro kilómetros, entre Marquet y Mala, desde el que se pueden contemplar unas bonitas vistas de los pinares y el mar Mediterráneo. No dudes en subir hasta el mirador de La Tête de Chien para contemplar la impresionante costa de Var en toda su plenitud.
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Mónaco y Montecarlo
El destino vacacional predilecto de los ricos y famosos de Francia
El Principado de Mónaco suele asociarse al glamur y la ostentación por sus majestuosos casinos, boutiques de diseñadores, complejos turísticos de 5 estrellas y coches deportivos que recorren las estrechas calles a toda velocidad. Montecarlo es uno de los barrios más populares, famoso por el bulevar de Moulins, donde abundan las tiendas de lujo, las cafeterías y los restaurantes.
No puedes dejar de visitar el casino de Montecarlo, el Hotel de París y la catedral de Mónaco, todos ellos de finales del siglo XIX. Destaca también el palacio del Príncipe de Mónaco, la residencia oficial de la familia Grimaldi, construida en el siglo XII. Si tu visita coincide con la temporada de verano, recuerda que los ostentosos salones están abiertos al público. Además, en el patio del palacio suelen celebrarse conciertos al aire libre de la Orquesta Filarmónica de Montecarlo.
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Cap-Martin
Un paseo agradable hasta Mónaco y Menton
El pintoresco cabo Martin ofrece unas vistas inigualables de Mónaco y Menton, así como de la Riviera italiana. Está situado al sureste de Roquebrune-Cap-Martin y se puede visitar cómodamente a través del paseo de Le Corbusier, un camino peatonal que se extiende a lo largo de siete kilómetros a orillas del mar y desde donde se pueden contemplar playas solitarias, villas de estilo belle époque y jardines de finales del siglo XIX.
Si recorres el paseo en dirección oeste llegarás hasta Mónaco, mientras que si lo sigues hacia el este podrás visitar Menton. Al noreste del cabo Martin se encuentra una gran cantidad de restaurantes, bares y complejos turísticos, así como la estación de tren de Carnolès, con conexiones frecuentes con Italia y Niza.
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Roquebrune-Cap-Martin
El hogar de una de las torres del homenaje más antiguas de Francia
La localidad de Roquebrune-Cap-Martin, entre Mónaco y Menton, se alza en la cima de una colina con vistas a la Costa Azul. No dudes en explorar a pie sus pintorescas callejuelas para descubrir casas provenzales restauradas, plazoletas con exuberantes jardines y soportales de piedra. Entres sus edificios históricos destacan la iglesia de Santa Margarita, del siglo XII, y el castillo de Roquebrune-Cap-Martin, una fortaleza de 26 metros de alto que contiene una de las torres del homenaje más antiguas del país.
La localidad medieval de Roquebrune está conectada con el cabo Martin a través del paseo de Le Corbusier, un camino peatonal que se extiende a lo largo de la costa durante unos siete kilómetros, junto a villas lujosas y suntuosos jardines.
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Menton
Una localidad con interesantes galerías de arte y jardines
Menton es un pueblecito apacible de la Costa Azul donde se puede disfrutar de uno de los climas más cálidos de Francia. Vale la pena explorar sus jardines perfectamente cuidados, como el de Serre de la Madone, el parque de Pian y el jardín botánico de Val Rahmeh. Al este de Menton se halla el casco antiguo medieval, en el que destacan edificios como la basílica de San Miguel y la capilla de los Penitentes Blancos, ambas del siglo XVII.
Y si te gusta el arte, no te pierdas el Museo del Bastión y el Museo Jean Cocteau. Por otro lado, si prefieres la gastronomía, aprovecha para degustar los platos típicos de Menton, como la socca (pan fino a base de harina de garbanzos), los barbajuan (raviolis rellenos de ricota y acelgas) y la pichade Mentonnaise (una especie de pizza sin queso).
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