Las 10 ciudades amuralladas españolas más cautivadoras

Ávila es reina de ciudades fortificadas. Sus murallas son el símbolo más emblemático del lugar, y no es de extrañar, ya que son las mejores conservadas de toda España, y rodean por completo la capital. Para explorarlas tienes varias opciones: puedes recorrerlas desde el exterior, desde la propia ciudad, o bien por arriba, siguiendo el conocido camino de guardia. Desde las alturas podrás deleitarte con una perspectiva única de los puntos abulenses más destacados, como la catedral, la basílica de San Vicente y la plaza del Mercado Grande (corazón de la ciudad), así como de espectaculares vistas del valle Amblés que baña las inmediaciones del lugar. Además, no olvides echar un vistazo a la programación de actividades que se celebran en torno a esta fortificación, como el teatro en la muralla, las jornadas medievales o la ronda poética. Vaya, ¡no te van a faltar cosas que hacer!

Capital del mundo tiempo otrora, pocas ciudades cuentan con una confluencia de culturas tan espléndida como Córdoba. Y, para comprobarlo, solo tienes que darte un paseo por la judería, su casco antiguo. Su enramado de callejuelas, amparadas por las murallas que comenzaron a erigirse durante la época romana, te descubrirán tesoros casi a cada paso, desde la mezquita, la sinagoga y los baños califales hasta el imponente Alcázar de los Reyes Cristianos. Dirígete hacia el monumento del Triunfo de San Rafael, custodio de la ciudad, y cruza la Puerta del Puente, que te desvelará una de las joyas de la urbe: el puente romano que surca las aguas del Guadalquivir. 

Pero la belleza de Córdoba no solo reside en sus monumentos, sino que sus gentes hacen de esta ciudad una de las más hospitalarias, y muestra de ello es la Fiesta de los Patios. Declarada patrimonio de la humanidad, los vecinos participantes abren sus puertas al público durante todo el año. Eso sí, es en mayo cuando este festival alcanza su culmen, al que le sigue la feria cordobesa… ¿Qué mejor época para visitar la antigua capital de al-Ándalus?

De entre todas las riquezas que abriga la provincia de Salamanca, Ciudad Rodrigo es una capaz de maravillar a los ojos más exigentes. El cinturón amurallado que rodea su casco antiguo ya te dará cuenta de su espectacularidad, y, cuando recorras sus calles medievales te irás topando con palacios, casas señoriales e incluso una cárcel del siglo XVIII. Si no sabes en qué fecha visitarla, te recomendamos que aproveches para ir el Sábado de Gloria, durante la famosa fiesta de la Charrada. En esta festividad que viene celebrándose desde 1980, numerosos grupos folclóricos de la comarca y de sus vecinos portugueses se visten con trajes tradicionales y deleitan a los asistentes con música e instrumentos característicos de cada lugar, como gaitas, panderos y tamboriles. ¿Qué mejor forma de empaparte de tradición?

Paso obligado del Camino de Santiago, no es fácil resumir todos los atractivos de León en tan solo unas líneas. Ciudad arquitectónica, histórica y universitaria, su gastronomía tampoco se queda atrás. Su casco antiguo se divide en dos barrios, el Húmedo y el Romántico, ambos separados por la calle Ancha. Al recorrerla irás tropezando con las mayores exquisiteces que podrías imaginar, como la catedral de Santa María de la Regla, con su imponente fachada de estilo gótico; o Casa Botines, palacio diseñado por Gaudí, con aspecto de fortaleza medieval. Y, hablando de exquisiteces, ya te vamos avisando de que la capital leonesa es famosa por sus tapas: prueba la morcilla Matachana, la sopa de ajo o el chorizo al infierno… ¡Sabores ibéricos por doquier!

La huella romana y la identidad celta convergen en Lugo, creando un municipio de esos que enamoran. La primera de estas culturas se muestra con orgullo en la muralla de la ciudad, en sus termas y en su puente. Y, para embriagarte del misticismo celta, visita el Museo Provincial de Lugo, donde se conservan importantes vestigios de esta arcaica civilización. 

Eso sí, toda visita turística se merece un descanso cuando el hambre aprieta, y no podrías estar en mejor lugar para saciarla. Esta ciudad va de la mano de su eslogan, E para comer, Lugo, que, como poco, te da una pista de lo bien que va a tratar la gastronomía lucense a tu paladar. Aprovecha para degustar sus platos tradicionales, como el pulpo a feira, el caldo gallego o las filloas. ¿No se te hace la boca agua?

Nada más llegar a Albarracín, un cartel te indica que es “uno de los pueblos más bonitos de España”. No lo decimos nosotros, lo dice el cartel. Aunque, bueno, nosotros lo confirmamos. Sus calles, repletas de casitas de color rojizo, dividen este municipio en dos partes: el casco histórico, que se encuentra en el peñón, y la parte del arrabal, que se halla en la zona pegada al río Guadalaviar. Eso sí, no puedes irte sin subir a las murallas. Tienes varias rutas disponibles para hacerlo, y, cuando hayas llegado arriba, la muralla te ofrecerá cruzar el umbral de una puerta desde la que divisar toda la vega del río y el casco antiguo de este pueblo repleto de encanto.

Para pueblos bonitos de la geografía española, Morella. Este municipio de Castellón es, en palabras del rey Jaime I, “un lugar digno de reyes”, y le sobraban motivos para afirmarlo. Las murallas que lo bordean se extienden a lo largo de más de 2 kilómetros, franqueadas por siete puertas y diez torres. Para conocer Morella como se merece, únete a una de sus rutas guiadas y explora el casco antiguo, que te revelará callejones medievales, casas nobiliarias del siglo XVI, construcciones góticas (como la iglesia de Santa María la Mayor), y, por último, la guinda del pastel: el castillo. Dominando la localidad desde lo alto de la colina, esta fortificación ha sido testigo del paso de numerosas civilizaciones, y hoy en día está abierto el público para que puedas maravillarte con sus salas y, por supuesto, sus vistas.

Si buscas una escapada rural con un decorado de película, Trujillo es tu sitio. Este municipio extremeño se encuentra a los pies de su famosa alcazaba, que preside la ciudad desde lo alto del cerro conocido como Cabeza del Zorro. Podrás recorrer la muralla de la alcazaba por completo para llevarte unas vistas inolvidables de tu viaje y presumir, además, de haber estado en Desembarco del Rey. No, no nos hemos vuelto locos. Y es que en esta fortificación se rodó una de las batallas más señaladas de Juego de Tronos, además de otras muchas películas y series, como La Celestina, La Marrana o El Tulipán Negro. Luces, cámara y ¡que comience tu viaje!

Toledo no es solo una de las ciudades medievales más bellas de la península, sino de toda Europa. Sus barrios rezuman historia, como cabía esperar de la antigua capital del país. Cruza el antiguo puente romano de Alcántara para adentrarte en sus murallas y pon rumbo a la plaza del Ayuntamiento. En ella se encuentra la Catedral de Toledo, de estilo gótico, que cuenta con el título de Catedral Primada de España, además de estar declarada por la Unesco como patrimonio de la humanidad: todo un espectáculo visual. Aprovecha para degustar el mazapán, el dulce toledano más característico, y, si quieres fotos que despierten la envidia de tus seguidores, sube hasta el espectacular mirador del Valle. Desde allí, las vistas de la ciudad bordeada por el Tajo son, simplemente, indescriptibles.

Si nunca habías oído hablar de Peñíscola, te aseguramos que a partir de ahora es un lugar que no se te olvidará fácilmente. En este municipio castellonense se respira autenticidad, y es que su casco antiguo se adentra en el mar formando una pequeña península amurallada de tinte medieval. Recorre sus murallas bordeando el mar y visita el espectacular castillo templario del Papa Luna. Si al rodearte de tanta agua te entran ganas de darte un chapuzón, no tienes de qué preocuparte: el sur del pueblo tiene playas y calas repartidas por sus 15 kilómetros de costa, además de la playa Sur y la playa Norte del casco antiguo. Nunca había sido tan fácil combinar el turismo histórico y cultural con el de sol y playa.