Este hotel es una joya escondida en Mazatlán, desde que entras el olor a cedro es increíble, tiene un estilo único y el personal es excelente. Hay muchas áreas para descansar y pasar la tarde. Todo esta cerca, el centro, tiendas, restaurantes, oxxo, malecón. Por un lado tienes toda la tranquilidad y lo colonial del centro histórico y por otro, el malecón con la música y fiesta en las noches. Por las mañanas los desayunos son deliciosos y siempre en un ambiente bastante relajado. Definitivamente volveré el próximo año, me encanto.