10 cosas que hacer en familia en Barcelona

El parque de atracciones Tibidabo es de uno de los parques temáticos más antiguos de Europa. Aunque se encuentra algo alejado del centro de Barcelona, en lo alto de una montaña al noroeste de la ciudad, no te quepa duda de que vale la pena visitarlo. No solo tendrás la ocasión de contemplar unas vistas impresionantes de la Ciudad Condal desde una altura de 500 metros sobre el nivel del mar (o mucho más si te montas en la noria), sino que podrás disfrutar de un montón de atracciones emocionantes, incluida una montaña rusa que se abre paso entre las irregularidades del terreno. Tal vez las atracciones sean relativamente tranquilas según los estándares modernos, pero esto es precisamente lo que las hace ideales para los visitantes más jóvenes. Además, el parque también ofrece una amplia oferta de restaurantes.

Al pie de la montaña en la que se alza el parque de atracciones Tibidabo se encuentra CosmoCaixa, uno de los museos de ciencias más grandes de Europa. Sus exposiciones abarcan temas de lo más variados, lo que hace que atraiga tanto a los niños aficionados a la astronomía como a los apasionados por la zoología y la geología. Aunque la mayoría de las exposiciones fomenta la participación del público, la que se titula "¡Toca, toca!" es sin duda la más interactiva de todas. Bajo la supervisión de los guías del museo, los más pequeños aprenderán con qué plantas y animales del Mediterráneo es seguro interactuar y con cuáles no. Además, los menores de 16 años no pagan entrada.

Imagínate los gritos de alegría de tus hijos al decirles que vais a visitar el Museo del Chocolate. El edificio histórico que lo alberga, ubicado cerca del parque de la Ciudadela, tiene un tamaño modesto pero un alto contenido de azúcar, empezando por el tique de entrada del museo, consistente en una tableta de chocolate. El grano agridulce del cacao tiene una larga tradición en Barcelona, que este museo recoge y relata a través de obras de arte realizadas con chocolate y talleres prácticos sobre la producción y la manipulación de este manjar. Descarga la aplicación de la audioguía y aprovecha al máximo la visita.

El parque de la Ciudadela no es solo un lugar increíble donde escapar del barullo de la ciudad, sino que también cuenta con muchísimas cosas que ver y hacer. Puede que a los niños no les interese demasiado el edificio histórico del parlamento catalán o el Castillo de los Tres Dragones, pero seguro que se lo pasan en grande en el Museo de Ciencias Naturales. El parque también alberga un lago navegable, impresionantes fuentes y un agradable sendero entre los árboles, por no mencionar las muchas zonas de juego e incluso un modelo a tamaño real de un mamut lanudo.

Aunque Barcelona cuenta con varios parques de aventura en las cercanías, a la mayoría de ellos solo se puede acceder en coche. No es el caso del Bosc Urbà, ubicado al final de la avenida Diagonal. Se trata de un espacio cubierto, por lo que no le afecta el mal tiempo. Incluye tres circuitos con obstáculos que se van complicando progresivamente, el más difícil de ellos limitado a mayores de 12 años debido a sus 20 atracciones de dificultad alta, como tirolinas, puenting y un saco de boxeo. Independientemente del nivel de dificultad del circuito, es obligatorio usar un arnés profesional y equipo de seguridad.

Puede que los parques de aventura no sean ninguna novedad, pero el Bubbleparc destaca por su carácter innovador. Entre las atracciones estrella se encuentra la cúpula de 12 metros de alto conocida como "bungydome", en la que se puede saltar libremente en cualquier dirección. También dispone de enormes esferas transparentes en las que es posible introducirse para flotar sobre una piscina y, para los más pequeños, ¡una versión acuática de los coches de coche! El parque se encuentra en la azotea del centro comercial Maremagnum. Se puede acceder gratis, pero es necesario adquirir entradas para cada atracción.

Contemplar la vida marina de cerca es una experiencia memorable para grandes y pequeños por igual. El acuario de Barcelona, situado en el Puerto Viejo de la ciudad, alberga cerca de 450 especies de animales marinos en 35 entornos diferentes. Los niños suelen disfrutar enormemente en el túnel subacuático de 80 metros de longitud que atraviesa el oceanario. Si la visita coincide con un martes o un viernes a la hora de comer, podrás ver a los cuidadores alimentando a los tiburones. El acuario también dispone de una zona especial para los más pequeños con actividades pedagógicas interactivas.

Cada vez están surgiendo por todo el mundo más museos y galerías dedicados a las ilusiones ópticas, y no es de extrañar, ya que son divertidísimos. Aquí encontrarás pinturas ingeniosas y fotografías realizadas desde ángulos muy estudiados que harán que parezca que estás encaramado en la proa del Titanic, huyendo de una horda de zombis o robando obras de arte. Todas estas imágenes y muchas más te esperan en el Museo de Ilusiones, a escasa distancia de Las Ramblas. Solo te hace falta llevar la cámara de fotos y dejar volar la imaginación.

En el extremo de Las Ramblas más cercano al puerto se halla el Museo Marítimo, un espacio dedicado a la construcción naval y la navegación en esta ciudad con una larga historia portuaria. Inicialmente podría parecerte una temática un tanto árida para los más pequeños, pero la forma en que está presentada en las antiguas atarazanas convierte este museo en un lugar ideal para una visita familiar. Contiene réplicas a tamaño real de buques de guerra históricos y, no muy lejos, en el mar, se halla un pailebote que se puede visitar. Aquí también encontrarás una amplia selección de maquetas de barcos a escala e instrumentos náuticos. Tal vez no sea un museo muy interactivo, lo que lo limita a niños de más edad, pero cuenta con exposiciones que hacen más ameno el aprendizaje.

El recorrido panorámico de 10 minutos en teleférico lleva desde cerca de la playa de San Sebastián hasta la cima de la montaña de Montjuic. Este paseo aéreo permite admirar unas vistas impresionantes del bullicioso puerto, la costa y la ciudad en general. El teleférico se inauguró en 1929 y sus cabinas blancas y rojas tienen un aspecto claramente vintage. A pesar de su antigüedad, es una atracción segura y entretenida, aunque permanece cerrada en caso de viento intenso.