"Estupendo hotel ubicado a dos pasos de estación de bus o tren y de lugares de interés y con unas vistas magníficas al río Daugava (que se pueden contemplar desde la terraza del tejado). El check in fue algo lento porque había mucha gente pero el personal muy amable, atendieron a nuestras peticiones de piso alto y la habitación tenía vista espectaculares al río y a la Biblioteca Nacional. Aunque la avenida es grande, apenas se escucha el tráfico y es muy tranquila.
Habitación grande, con sofá, mesita, minibar, kettle y algunos tés y cafés disponibles, y jarra de agua que puedes rellenar en las fuentes de cada planta. La cama cómoda aunque las almohadas algo incómodas y poco mullidas.
Pocos amenities en el baño y había algo de polvo en la habitación (en el mando de la tele se notaba mucho). La limpieza es a demanda, y con moqueta debería ser diaria.
La bañera hace ruido, deberían cambiarla a ducha, sería más cómoda.
El desayuno espectacular, muy variado en frío y caliente y tanto en salado como dulce. El salón es muy grande, no suele haber problema de espacio.
El spa solo pudimos disfrutarlo un día pero se agradece: tiene jacuzzi de cama de burbujas, piscina, hamman, dos saunas y cubo de agua fría. Se va con reserva. No me gustó que nadie llevara gorro (había pelos en la piscina) y que hay gente que piensa que es un parque acuático y grita o se tira a la piscina molestando y las chicas no dicen nada.
Con detalles mejorables, en general es un gran hotel y muy recomendable"