El hotel, que no miente cuando dice tener 2'5 estrellas aun cuando media le sobra, está en el centro junto a la estación central y para desplazarse por los lugares de interés es perfecto y equidistante de cualquier lugar a pie, pero hasta ahí llega lo bueno. El hotel está en una zona semipeatonal con bares, restaurantes y algun que otro coffee shop, con lo que eso conlleva, no se puede dormir antes de las 2 de la mañana. El registro fue rápido y sin problemas. El hotel dispone de ascensor (pequeño), las escaleras de caracol son empinadas, estrechas e impracticables con maletas pero la habitación, si bien medianamente aceptable de tamaño, necesitaba una buena mano de actualización, el mobiliario antiguo, no (muy) deteriorado, el wifi bien, se sintonizaba TVE SAT, pero sólo imagen sin sonido, ningún otro canal español, el baño de dos piezas (lavabo, retrete y plato ducha) con jabón de manos y gel ducha que no se cambiaba desde hacía varias estancias anteriores, si bien el servicio de limpieza era diario con cambio de toallas. Sin servicio de bar o máquina de café/té (para mi caso, indiferente), sí había máquina expendedora.
El desayuno soso, monótono, gris, aburrido y muy poco apetecible.
No lo reconsideraría para otra ocasión, lo único bueno es el sitio el resto ni por sus instalaciones, servicios, comodidades me pareció atractivo y en comparación con cualquier hotel de ciudad de España, viene a ser una pensión grande.
¿Recomendable? Yo no lo quiero para mi.