Su punto fuerte es, sin duda, su ubicación, a 5 min. del centro y de la zona de ocio. Es importante, ya que el resto de los hoteles de 5 estrellas en Minsk están bastante alejadas del centro.
Tarifas: más económicas que el resto de los hoteles de 5 estrellas, pero los servicios también son más limitados.
Habitaciones: cómodas, aunque algunas necesitarían un retoque. Curiosamente, la habitación standard era mucho mejor que la superior. El hotel tiene un problema importante (y son conscientes de ello): la instalación de climatización produce un ruido molesto, por no decir insoportable. Por tanto, si os toca en el ala donde está la instalación - podéis olvidaros de la tranquilidad.
Desayuno: correcto, pero no es de un hotel de 5 estrellas. El restaurante es bonito y acogedor. Precios, obviamente, europeos. La única vez que comí a la carta, todo estaba excelente.
Personal: amable y educado (aunque eso es un must en ese tipo de establecimientos). Se agradece mucho, ya que, en general, la gente en Minsk no es muy agradable.