Habitación de luxe, 4 noches. Lo bueno: ubicación, vistas desde algunas habitaciones y desde la terraza del restaurante. Personal amable y resolutivo, aunque no hablan mucho inglés (del español ya ni hablo), wifi correcta. Lo malo: el mantenimiento del baño, con grifos mal tratados con productos abrasivos que los has dejado sin brillo, blanquecinos. Baño pequeño y estrecho. La ducha muy bien, y mejoraría si descalcificasen las alcachofas. Armario correcto, sin cajones, con caja de seguridad. Tocador con cajones pequeños poco útiles. Camas y almohadas cómodas, edredón correcto. Aire acondicionado correcto. Minibar caro, ningún canal en español. Tema desayuno: justo, justo. Lo de los zumos y el café es de delito. Malos con avaricia. Y pretenden cobrar casi tres euros por un espresso que no es de máquina profesional, si no de las típicas que tienes en cualquier hotel que se precie, tipo WMF, que hacen buen café pero no el de las cafeterias, y a ese precio, qué menos. También puedes pagar por un zumo natural, porque el que dan no llega ni a los malos de polvos, de lo peor que he probado. Es increíble que, por lo poco que cuestan estos detalles, se pierda el resto. Lo demás estuvo correcto: pan fresco, queso, huevos duros, fritos, mucho "verde", unas como torrijas, salchichas de pavo, cereales, yogurt a granel, Nescafé Gold, galletas y algún bizcocho aceptable... vamos, que no es para tirar cohetes pero que no pasas hambre. Muy muy mejorable por poco dinero.