Es un hotel idílico, en un pueblo y valle protegido en el interior de la Serra de Tramuntana; sitio que destaca altamente del resto de la isla de Mallorca, dada la conservación del entorno, realmente admirable, así como el "orgullo" que mantienen sus habitantes para protegerlo.
Muy agradable el staff; siempre pendientes de todos los que nos alojamos allí. También , destacar a Marc, el encargado e hijo de los dueños, que intenta (y logra) que nos sintamos como en casa, de verdad.
Las habitaciones están muy bien decoradas, sin estar sobrecargadas y el comedor donde se desayuna y cena, muy confortable, con techos altos.
Siempre hay que llegar en coche, no hay otra manera.
También hay que seguir muy bien las indicaciones. Llegando a Son San Joan, el aeropuerto, seguir por la Autovía al norte (Port D¨Alcudia), y , al llegar a Alaró, hay que cruzar totalmente el pueblo, siguiendo a Orient, por una carretera de montaña (preciosa pero estrecha y con curvas), en unos 5-6 Km se llega a Orient, que no tiene más allá de 20 casas, pasando el único bar , ver la indicación de Son Palou, hay que entrar por una puerta de madera a la finca y subir empinadas curvas, hasta llegar al hotel. Cuando se llega...algo fantástico!