7 actividades en Múnich durante el otoño

Si es otoño y ves jarras de cerveza de acá para allá, brillantes tiovivos y grandes carpas con bandas de música tradicional cuyos ritmos retumban en cada esquina, solo puede significar una cosa: estás en el Oktoberfest. Este evento, el mayor festival de cerveza del mundo, atrae a millones de personas con ganas de fiesta a finales de septiembre y hasta principios de octubre. Las camareras, vestidas con el tradicional traje dirndl van repartiendo jarras de un litro de espumosa cerveza mientras todo el mundo canta, baila y celebra en el parque Theresienwiese.

No te pierdas el desfile de carruajes de caballos de los propietarios de las carpas y extravagancias como el último circo de pulgas de Alemania. Te recomendamos asistir en días laborables para evitar las grandes multitudes y disfrutar de un ambiente más relajado.

Los frescos días otoñales invitan a dar paseos a buen ritmo en los parques tapizados de hojas de Múnich. Abrígate bien y disfruta de una bonita caminata por el gigantesco Jardín Inglés, un bello parque salpicado de lagos donde el cambio de follaje a tonos rojizos y dorados es un auténtico espectáculo.

Los colores de la temporada transforman también los jardines del palacio de Nymphenburg, una estructura de estilo barroco en la que resulta fácil imaginar a la realeza bávara recorriendo los bosques, coquetos jardines y extravagantes rincones románticos. Los días fríos suelen ofrecer vistas despejadas, por lo que son los más apropiados para coger la cámara y capturar bellas instantáneas de los picos nevados de los Alpes bávaros.

A medida que los días se van haciendo más fríos, los aficionados al arte cambian el rumbo hacia el espectacular barrio de los museos, el Kunstareal de Múnich. Únete a ellos y podrás pasar las mañanas contemplando los libros ilustrados de Picasso y las piezas pop de Warhol en el colorido Museo Brandhorst, o examinando las pinturas surrealistas de Magritte en la Pinakothek der Moderne.

Si te gustan las obras impresionistas, podrás ver obras de Degas y Monet en la Pinacoteca Nueva. Justo al lado, en la Pinacoteca Antigua, admirarás su colección de grandes maestros, como Rembrandt y Durero. La cultura en Múnich se disfruta también por la noche. ¿Te apetece? Pues reserva un hotel a tiempo para la Larga Noche de los Museos, en octubre.

El otoño es una estación fantástica para ir de compras en Múnich. Si te apasiona la moda, aquí podrás visitar boutiques de los principales diseñadores en el bulevar de Maximilianstrasse y en los patios de Fünf Höfe, una bonita galería comercial con una estructura de cristal y acero. También puedes comprarte un dirndl o unos lederhosen, las vestimentas tradicionales bávaras, a tiempo para el Oktoberfest. Para ello, te recomendamos los grandes almacenes Loden-Frey.

Cuando llegue la hora de picar algo, quizás quieras darte un caprichito en el bar de ostras y champán de la tienda gourmet Dallmayr. Octubre también es el mes del Dult, un mercadillo repleto de puestos de chucherías, atracciones de feria, espectáculos de marionetas y comida callejera que se celebra en la Mariahilfplatz.

¿Te has perdido el Oktoberfest? No pasa nada: la música de las bandas, el aroma a lúpulo y la atmósfera festiva siguen llenando las cervecerías del casco antiguo en diferentes fechas de otoño. Pocas cosas hay más típicas aquí que beber una Weizen, la famosa cerveza de trigo, y comer gigantescas rosquillas pretzel bajo las bóvedas de la emblemática Hofbräuhaus.

También te recomendamos la cervecería Augustiner Bräustuben, donde podrás disfrutar de una Augustiner de barril y de un calórico schweinshaxe, o codillo de cerdo. Aquí te lo sirven con salsa de cerveza negra, bolas de patata y chucrut. Ñam.

Los opulentos palacios de Múnich son el sitio perfecto para refugiarse en los fríos días de otoño. En la espectacular Residencia, por ejemplo, podrás descubrir 700 años de legado de la dinastía Wittelsbach. La visita te lleva por los opulentos frescos del Antiquarium, o sala de antigüedades, por el emblema de Baviera en la tesorería y por el Teatro de Cuvilliés, en el que Mozart estrenó su obra Idomeneo en 1781.

En los meses de verano, la familia real se retiraba a los dorados interiores rococó del palacio de Nymphenburg, donde los óleos de las damas que componen la Galería de las Bellezas del rey Luis aún siguen enamorando a los que los contemplan.

Cuando las temperaturas bajan en Múnich, es momento de entrar en calor en los principales spas de la ciudad. En Müller’sches Volksbad, una estructura art nouveau a orillas del río Isar, podrás nadar bajo columnas de mármol o disfrutar del vapor en los baños romano-irlandeses.

O puedes dirigirte al casco antiguo y mimarte con los variadísimos tratamientos de Aiyasha Spa, un recinto de inspiración asiática que ofrece desde masajes balineses hasta sesiones de exfoliación con cocos tailandeses. Nuestra última recomendación te permite contemplar Múnich desde una piscina en la azotea o regalarte un masaje con una sedosa capa de chocolate. ¿Dónde? En el Blue Spa, un espacio de estilo contemporáneo en el interior del Hotel Bayerischer.