El hotel está construido desde hace ya unos años. Eso quiere decir que uno tiene la sensación de regresar a los años 70. El personal que lo atiende es muy servicial y amable. Tiene una piscina más que aceptable; amplia, y tranquila. Está ubicado en una zona muy tranquila a 5 minutos de la playa y de restaurantes. El desayuno está bien, un poco justo en variedad pero bien. El café, eso sí, es para invitar a tu peor enemigo, pero es que en toda la isla es así.