Me hospedé en este hotel en dos ocasiones separadas, aunque en las mismas vacaciones (me fui de Tel Aviv y volví unos días después). En la primera estancia que tuve todo estuvo maravilloso: la habitación excelente, la atención inigualable, todo limpio y cómodo. En la segunda ocasión, parecía que le "habían quitado una estrella" al hotel. La habitación era más pequeña, el baño muy incómodo (no tenía lógica la posición del mobiliario en el baño!), el nuevo recepcionista era un poco más distraído y menos servicial--- inclusive en esta ocasión no nos pusieron 'chocolatitos' en la habitación... me sorprendió mucho el cambio.
Reconozco que el hotel cuenta con uno de los mejores desayunos-de-hotel en todo Israel.