El hotel tiene una excelente localización, a unos pasos de la estación de trenes, y las instalaciones son muy lindas. Mi habitación impecable con una magnífica vista desde donde podía observar la iglesia y la torre de los clérigos, las calles, además de disfrutar del amanecer.
El personal de recepción es también el toque especial de este lugar, su trato es impecable, amable, elegante, generoso, además de paciente ya que me han dado todos los detalles para disfrutar de la ciudad. Gracias a Gustavo y a las demás personas.
Ha sido una estancia inolvidable, única, en un sitio mágico como lo es Porto.
Este lugar es una excelente opción, sin duda alguna. Volvería!!!