Después de dejarme deslumbrar por unas fotos de una habitación preciosa, resulta que me hospedan en otro edificio, después de reservar una habitación con cama doble, me encuentro con 2 camas, una bañera desconchada, una araña del tamaño de un gato, y un vecino cuyos ronquidos me hacen sufrir por su continuidad entre los vivos. Me ofrecen como exquisitez en la cena, un bonito a la plancha que hace pasar la noche sentado en el trono...
Cantabria es preciosa...