Después de un viaje de 8 horas la recepcionista, seca como una pasa, me tuvo una hora haciendo gestiones con hotels.com porque decía que no había recibido el pago. Cuando se dio cuenta de que la culpa era suya ya había pasado una hora bastante desagradable por su trato despectivo. Como premio me dio una habitación situada al lado de una puerta de paso que retumbaba de tal manera que me hizo despertarme a las 5,30 y pasar en vela tres horas hasta que decidieron calzarla, eso sí para facilitar la tarea del personal. El desayuno, eso sí, muy completo. Lo único que mejora algo mi reseña-