El peor hotel jamás visitado. A precio de oro. Desayuno horrible, con el personal peleandose delante de los clientes. Ningun aislamiento sonoro o térmico. Si hay sol, por la exposición al sur de algunas habitaciones, hace tanto calor que imposible dormir.Siendo Escocia, no hay ventiladores disponibles. El colmo de todo, ver las sabanas limpias en el suelo del pasillo porque la camarera de piso no dispone de carro. ¡Vaya higiene! El único punto positivo, la amabilidad del recepcionista Wissam.