Mi experiencia con este hotel fue decepcionante. La primera vez que me hospedé, estaba mejor cuidado y era más interesante, aunque la atención siempre dejó mucho que desear. En aquella ocasión, justificaron la falta de servicio de equipaje diciendo que el hotel era familiar y durante la Navidad cerraban todo, sin ofrecer un lugar para guardar las pertenencias; los huéspedes simplemente tenían que salir. No sé si esa política cambió, pero la recepción sigue siendo extremadamente fría.
Además, el suelo hace un ruido insoportable al caminar. Si no estás en el último piso, probablemente te molestará mucho el sonido fuerte y constante de las personas caminando. No es culpa de los otros huéspedes: las tablas realmente crujen demasiado.
En la habitación, la ducha tenía un ligero olor a alcantarilla, y el desagüe estaba obstruido. El colchón es excelente, pero las almohadas son terribles. Las toallas son mediocres, nada destacable.
Otro problema fue la llave que proporcionan para entrar al hotel por la noche, cuando no hay recepción. Simplemente no abría la puerta, y solo logramos entrar porque llegaron otros clientes con una llave que sí funcionaba. Al día siguiente, la recepción informó que hay un “truco” para abrirla, pero no explicaron cuál.
Por otro lado, el hotel ofrece un servicio de taxi al aeropuerto por 33€, lo cual es práctico y más barato que Uber. La ubicación también es excelente.
Sin embargo, dada la caída en la calidad, no tengo intención de hospedarme nuevamente