Reservamos un hotel con un restaurante gastronómico, room service y minibar. Al llegar, resultó que el restaurante estaba cerrado, el room service no se ofrecía y el minibar consistía en unas pocas latas de refrescos. La recepcionista nos indicó que cerca había un bar en el que quizás podíamos conseguir unos bocadillos. Eran las 9 de la noche y nuestro bebé ya pedía dormir, así que fuimos a dormir sin cenar. Las habitaciones están muy mal insonorizadas, escuchamos perfectamente las conversaciones de la habitación contigua hasta la madrugada, así que apenas pudimos dormir.
Por esto, nuestra experiencia en el hotel, establecimiento que primariamente debe satisfacer las necesidades de descanso y alimento, fue muy negativa.
Aparcamos donde estaba señalizado para clientes, era un descampado abierto y sin ningún tipo de seguridad, no nos dio mucha tranquilidad. Después de dejar el hotel, vimos que en la web se indica que hay un parking interior. No sé si está disponible, no se nos informó ni ofreció.
Hubiese dado mi impresión en el check-out pero nadie nos preguntó cómo había sido nuestra estancia. Había 2 personas en la recepción y a unos pocos metros, en una mesa del hall, un hombre leyendo el periódico que creo era el director porque antes había estado dando indicaciones a todo el personal. No había más clientes en ese momento.
Decepción total con la atención recibida y, sobre todo, con la poca honestidad sobre la descripción de los servicios principales, que no están activos.