Es un buen lugar para visitar la ciudad.
La habitación es lo suficientemente amplia como para estar cómodo y el baño también está muy bien con una buena ducha.
En general todo está bastante nuevo, limpio y cuidado.
La habitación no es demasiado ruidosa, quizás influye que en la que estuvimos (N°6) se encuentra al final del pasillo, alejada de la entrada.
Todos los días reponen agua, zumo, cafés (cápsulas de Nespresso), fruta y un croissant. Hay limpieza diaria de la habitación y el baño.
La única pega que le puedo poner, en nuestro caso, es que pese a que avisamos a la hora de llegada aproximada antes de coger el vuelo y nuevamente cuando estamos en un taxi camino a la habitación (con 30 minutos de antelación) al llegar tuvimos que esperar 10' hasta que llegó alguien a abrirnos, no fue mucho tiempo pero justo coincidió con que comenzó a llover y no hay donde cobijarse. Y el segundo problema es que la persona que nos atendió inicialmente, Federica, solo hablaba Italiano, ni Inglés, ni español, pese a que fue muy amable nos limitó un poco las consultas habituales de información que si tuvimos cuando al cuarto día conocimos a Lorenza, la encargada, también muy amable y encantadora que si nos dio recomendaciones de sitios que aunque tarde, pudimos todavía aprovechar.
Resumiendo un sitio estupendo y muy recomendable con el metro y el bus 81 (plaza Navona/Pantheon) a 5' andando.