El Riad es un remanso de paz en medio del caos de la ciudad. Es precioso y huele tan bien que es increible. Está muy bien ubicado, justo detrás de la plaza Jamma el Fna y, por lo tanto, bien comunicado con el resto de la medina.
Mohamed, el encargado, es un hombre simpatiquísimo y muy atento. A la llegada nos explicó que ver y hacer en la ciudad y algunos datos prácticos. Al haber disponibilidad en otras habitaciones de calidad superior a la que habíamos pagado, nos ofreció las 3 noches en estas habitaciones. Además nos recibió con un té con pastas que nos había preparado Omar, un hombrecito entrañable que nos vino a recoger donde nos dejó transfer del aeropuerto. Éste siempre muy atento a cada detalle. Ahmed, el dueño, un encanto. Tuvimos la suerte de cruzamos con él un par de veces. El personal, en general, fue de 10.
El desayuno, que entraba con la reserva, a parte de buenísimo, abundante!!
Han sido unos días más que agradables, de sentirse como en casa.
Volveremos!