Lugar tranquilo y agradable justo entre Rialto y la Fenice, pleno centro pero sin las aglomeraciones de la zona de San Marco. Muy agradable todo el personal, atento y siempre dispuesto. La habitación estaba muy bien. Todos los días dejaban cápsulas de café y algún dulce en la habitación. El acceso al alojamiento es por una calle estrecha y algo oscura por la noche, pero no tiene pérdida y en ningún momento dio sensación de inseguridad, es muy tranquilo todo.