Es una excelente pousada de lujo y bastante cara. Quien lo pueda pagar vale la pena. Muy buena ubicacion en el centro y todo el entorno con una vegetacion selvatica increible, hermosas piscinas y ambiente muy relajado y tranquilo. Especial mencion merece su restaurante Oka Toca de muy buena cocina y personal preparado (dificil en Pipa) amable y muy atento. Las habitaciones y baño muy amplias y comodas, excelente cama y ducha. Pero tienen un detalle dificil de entender en un lugar de este nivel. Las habitaciones tienen 6 ventanas, pero no tienen ni vidrio ni mosquitero, solo postigos de madera, los que hay que tenerlos siempre cerrados por los insectos y mantener el aire acondicionado. Esto resulta que se esta encerrado sin disfrutar el hermoso entorno verde. Otro tema increible en esta hermosa posada, es el club de playa en la playa das minas, muy alejada de la pousada, y si bien te llevan y te traen, esta ubicada en una playa absolutamente desierta y MUY peligrosa para bañarse, a tal punto que nadie se queda ahi. No se entiende que quisieron hacer.