8/10
Es un hotel boutique de pocas habitaciones.
Te sientes como en casa. Te reciben en todo momento con una gran sonrisa y están siempre preocupados de que no te falte nada. Al llegar nos hicieron un upgrade a una de las habitaciones que tiene piscina en la terraza de la habitación ( primer piso) y cuando nos fuimos, nos regalaron un pañuelo,a cada uno, típico de Camboya. Incluso nos regalaron un masaje Thai para cada uno de media hora.
El desayuno es muy completo y variado (frutas frescas, yogurt, cereales, panes y croissants de Eric Kaiser, café, Té, zumo natural, huevos de diferentes preparaciones etc)
Gracias Mony y Lin por ser unas excelentes anfitrionas.
María Dolores
Viaje en familia de 2 noches