Hotel situado enfrente del lago Petén, con acceso directo al mismo y preparado para distintas actividades acústicas. Su estilo es de lodge africano, con habitaciones-cabañas. La nuestra era enorme, con vistas al lago desde su magnífica terraza. El desayuno, como es habitual en el país, hay que pagarlo aparte si deseas algo más que café, fruta y tostada. La comida del restaurante está bastante buena. Organizan excursiones y traslados eficazmente, aunque no sean servicios baratos. Habría que reprochar cierta ineficiencia administrativa (problemas pre-estancia con los medios de pago), pero una vez allí se esfuerzan por que todo sea perfecto.