Nos dieron una habitación en el sótano, donde se escuchaba PASAR UN METRO CADA 3 MINUTOS. El ruido era insoportable. Fuimos a hablar con el conserje para pedir un cambio de habitación y nos dijo de muy malos modos que no, que el hotel estaba lleno y que las otras habitaciones son más caras (falso; pudimos comprobar que todas las habitaciones son iguales. Así que no pagueis más por la doble deluxe, xq es la misma que la doble normal). No pegamos ojo en toda la noche. Por la mañana fuimos de nuevo y aceptaron cambiarnos, pero estuvimos más de 5 horas sin habitación, esperando el cambio. En la nueva habitación también había ruido cómo de un generador, pero al menos era más soportable que escuchar PASAR un tren. Las toallas y las sábanas sucias, con pelos en la cama y almohadas. La ventana sólo se abre unos centímetros, y las habitaciones súper pequeñas. Los extintores tienen los recintos de seguridad rotos y superpuestos para dar el pego. Teniendo en cuenta que allí todo es moqueta y que la ventana no se abre... me parece bastante peligroso. El WIFI funciona fatal. El personal súper desagradable. Está bien situado y el baño está reformado, pero como muchos otros hoteles de esa zona. No repetiría