El hospedaje está enclavado en plena sierra de la Tramontana, en un entorno precioso. La habitación triple tiene 2 camas y un sofá-cama que no se abre, además de una pequeña cocina, una mesa, 2 sillas y baño privado. Toallas y ropa de cama para 3, pero las amenities se redujeron a 2 tubitos de gel para 4 noches y 2 vasos de plástico.
El conjunto del Santuario cuenta con horno-tienda de comestibles, cafetería, restaurantes y farmacia. Hay parking de pago, 4 € por estancia. Si se llega a la isla en vuelo nocturno, es aconsejable comprar en el aeropuerto o de camino comida y bebida, de noche está todo cerrado y el pueblo más cercano queda lejos. Hay máquinas de refrescos y café, pero no aceptan billetes ni tarjetas (llevad monedas, no hay donde cambiar).
En la información del alojamiento de Hoteles.com pone que el impuesto municipal en verano es de 1.10 € por noche, a nosotros nos cobraron el doble.
Preciosas vistas desde la habitación y muy buena atención en la llegada.