El hotel está en una calle paralela a la calle principal y frente al muelle turístico, eso es lo destacable. Todo el hotel necesita una reforma urgente, está realmente viejo, las ventanas no aislan nada del frío. La piscina se usa para dar clases de natación a niños, por lo que no se puede usar y no te avisan, no obstante, es súper pequeña y la decoración de mesas y sillas de plástico de playa pues la verdad es que desmerecen el entorno. El desayuno es bastante escaso. Yo no volvería a este hotel, buscaría otras opciones sin duda. El personal muy amable.