El lugar está central, a pasos del metro Liceu. La habitación era grande, pero la cama muy dura, almohadas de mala calidad, el cubrecama se veía muy viejo. Las toallas siempre limpias, eso es lo que destaco. El piso tenía cabellos largos de mujer por todos lados y así estuvo todos los días. Un día quise usar una frazada y también estaba llena de pelos. Al shower le faltaba una puerta, por lo que salpicaba agua para todos lados. Y más encima el servicio de caja de fondo te lo cobran. Un día intentaron abrir la puerta, según la recepción de equivocaron de habitación. Lamento no haber tenido una buena experiencia, por lo que lo recomiendo.