La estancia fue muy linda.
Los chicos de recepción realmente muy atentos.
La habitación impecable; el baño, común, piso de tipo cemento, algo brilloso, lo que llamò mí atenciòn, estuve hace dos años en la misma habitaciòn, y era cerámico.
El desayuno bueno, poco variado; antes de la cuarentena, contaba con jugo exprimido, jamón y queso, variedad de cosas dulces, realmente lo extrañé mucho, era una de las cosas que más comenté del hotel. (Las medias lunas y los criollitos, al cambiar la confitería que los hacía en esos días, no eran tan sabrosas).
Estaban pintando murales, en las paredes de la terraza, por lo que no pude disfrutar de la misma.