Me gusto mucho la ubicación, la piscina, nuestra cama, la tranquilidad del alojamiento en las horas que debía ser, parte de los camareros de restaurante, especialmente Fran. La atención de la directora.
No me gusto NADA: que algunos clientes se apoderaran de las hamacas con sombrillas sin estar presentes la zona durante HORAS y que no se hayan tomado medidas al respecto. La POCA variedad de las comidas, y a veces cruda. Me costo creerlo en las valoraciones que había leído antes, pero es cierto y mira que en mi casa no somos exigentes a la hora de comer aún siendo una de las partes más importantes, si no es la más, en un hotel, la comida. La poca conciencia por parte de algunos clientes en cuanto al cuidado del medio ambiente y estética de la acera, tiraban colillas como si nada y envoltorios de basura por el balcón. Nos gustaría volver si estas últimas valoraciones negativas mejorasen.