Una habitación sin ventana al exterior, la ventana del lavabo por donde debían escaparse los olores daba a la silla del recepcionista, con lo cual supieron que estuvimos comiendo durante los días que estuvimos allí, lo peor es que lo que olieron no era comida recién hecha sino ya procesada por nuestros intestinos.
Si te duchabas tenías que ponerte bañador para poder salir y entrar luego de las piscinas que se formaban y que, al no haber ventilación, ni siquiera se evaporaba el agua.
La habitación era minúscula, casi no podíamos andar alrededor la cama.
La cama era un cachondeo, la primera noche al quitar la colcha para dormir vimos un centenar de pelos en las sábanas y almohadas, y no eran pelos de esos que lavas con suavizante y te secas con secador, sino pelos increíblemente sospechosos. Además era divertido encontrar un hueco en las sábanas que no tuviera manchas entre blancas y transparentes, quizás las usan como mantel y se manchan de aceite, o quizás (y lo más probable) eran de gente que al menos se lo pasó bien en ese hotel, realmente bien. Pedimos otras y estaban igual.
Las sábanas y las toallas (completamente empapadas de ducharnos) ni las cambiaban, "pa qué", el segundo día nos hicieron la cama, más majos.. y el tercer día cuando llegamos a las 19 de la tarde tuvimos que hacernos la cama nosotros mismos! imagino que pensaron "es la última noche y ya nos han pagado".
Se oían los ruidos de todos lados, se escuchaba absolutamente todo, sin filtros.
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